jueves, 4 de abril de 2013

GAVILLA DE ESTAMPITAS VATICANAS

Antonio Pérez






“Annuntio vobis gaudium magnun: habemus Papam, Eminentissimun ac Reverendissimum Dominum Georgium Marium Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio, qui sibi nomen imposuit Franciscum” [Os anuncio una gran alegría: tenemos Papa, el eminentísimo y reverendísimo señor Jorge Mario, cardenal de la Santa Iglesia Romana Bergoglio, que ha adoptado el nombre de Francisco] Declaración del Estado Vaticano, 13.III.2013.

Con estos latinajos, supo el mundillo católico que un jesuita argentino de 76 años había sido designado presidente del Estado Vaticano. Enseguida, enseguidita, tan instantáneamente que debemos suponer que la lista estaba precocinada, nos llegó una avalancha de lisonjas para el nuevo dignatario: cercano, apacible, humilde, sencillo, bonachón, austero, bondadoso, sincero, etc. fueron los requiebros más utilizados. Todo un diccionario de sinónimos encomiásticos. 

Por nuestra parte, pueden decir eso y/o lo contrario: nos es indiferente. No hubiéramos redactado ni una sola línea sobre este rutinario tema de no ser porque nos lo han pedido
gentes de buena fe. Pero, ya que estamos, lo comentaremos. Eso sí, avanzando que, para nosotros, el presidente vaticano –vulgo, Papa- es un funcionario de un sistema cuyos cargos están por encima de las personas que los detenten. Llámese como se llame y dígase de él lo que se diga –tradicional o modernista, carismático u oscuro, joven o viejo, caucásico o negroide-, el resultado es el mismo: el cura que más sale en las fotos. Por tanto, que Francisco se llame así por-lo-que-sea o que haya sido ungido para combatir el siempre llamado ‘populismo latinoamericano’ con el nunca llamado ‘populismo vaticano’, son especulaciones más o menos fructíferas que nos resultan insustanciales y cansinamente aburridas. Por descontado, que sea jesuita y argentino, nos importa muy poco y, como veremos más adelante, ese poco por motivos que nada tienen que ver con el jesuitismo ni con la argentinidad.

El Consejo de Administración, vulgo cónclave

Como sucede con cualquier sufragio presidencial, el proceso para elegir a Francisco I –el cónclave-, produjo océanos de tinta y mares de saliva. Sin embargo, las elecciones civiles y los cónclaves difieren en un pequeño detalle: mientras que las primeras son públicas, los segundos son secretos. Más aún, en el cónclave, los socios electores dirimen sus preferencias lejos del mundanal ruido mientras que la asamblea civil debe deliberar con luz y taquígrafos. Pero el resultado viene a ser el mismo –lo cual demuestra la vacuidad del proceso-: la entronización de un sujeto inaccesible y la promulgación de unos edictos criminales. El oscurantismo del cónclave encaja muy bien con los sistemas teocrático-absolutistas, valga la redundancia, pero muy mal cuando el presidente resultante presume de ser espejo de virtud e incluso delegado de Dios para la Tierra. Pese a esta disonancia, los medios de desinformación chapotearon durante semanas en un cenagal de trivialidad, inanidad y estulticia programada que, si bien dejó a sus consumidores tan indocumentados como antes, rellenó los bolsillos de unos cuantos corruptores del pueblo. Asimismo, durante horas y horas se rellenó el vacío con más vacío, una prueba más de que la Iglesia padece horror vacui en “la oquedad de su cabeza”. O, si se prefiere, un ejercicio más en el vicio preferido de los medios: abrumar con detalles insignificantes para que la plebe se crea informada a la par que se le ocultan los verdaderos significados. 

Sin embargo, igual que en todas las elecciones, la información sobre el cónclave podría haber sido amena e ilustrativa –hasta cierto punto-. Por ejemplo, los medios podrían haberse preguntado si, en su primer acto de gobierno, el inminente presidente estaría todavía obligado a sentarse en la silla estercoraria. La anécdota de esta silla –de la que en internet hay fotos obtenidas en el museo Vaticano- es tan insulsa como la de cualquier otra trono pero, al menos, está mejor aderezada: la estercoraria o silla sin asiento, nació después de que Juan VIII fuera elegido como sucesor de León IV. El Espíritu Santo había inspirado a los obispos para que le eligieran como papa nº 36 pero algo debió fallar en el sistema de orientación de la Divina Paloma porque el octavo Juan (872-882 en la versión oficial) resultó ser Juana (855-857) y lo peor es que dio a luz en medio de una solemnísima procesión con resultante de linchamiento de papisa y bebé por parte de la devotísima grey –‘populacho’ en otras circunstancias-. Desde aquella estupenda fecha, el presidente vaticano debe sentarse en la estercoraria para que sus socios puedan sopesar los papales atributos y declarar en voz alta: Duos habet et bene pendentes (= tiene dos y cuelgan bien)

Huelga añadir que el Vaticano siempre ha negado la existencia de la papisa Juana, más o menos con la misma obstinación con la que presume de que las deliberaciones del cónclave son secretas. Sin embargo, en estos días se ha repetido hasta la saciedad que Bergoglio quedó segundo en el cónclave que eligió a Ratzinger (2005) Incluso se ha publicado el desarrollo del partido: cuatro sets con el marcador 47-10, 65-35, 72-40 y 84-26. Es decir, secreto claro que hay, en el Vaticano y en todo centro de poder, pero se tapa con datos-basura.  

Es lo único que cabría esperar de una cena de antiguos seminaristas en la que, mientras los obreros profanan con sus martillos y contaminan con sus estufas la solemnidad de esa apoteosis del kitsch que es la Capilla Sixtina, una cuadrilla de ancianos disfrazados de monjas arrecogidas va y viene a las habitaciones de su aromatizado hotel fingiendo que no habla con nadie. Es plausible que estos gerontes pasen las horas, los unos comiendo bombones pese a la perpetua sospecha del veneno y dormitando –lo hemos visto en la tele-, jugando al escondite los otros, meando y drogándose los más –la próstata no perdona y su edad lo exige-, e intrigando todos. Enfin, pasatiempos infantiles con los que entretienen sus neurosis confundiendo la travesura con el delito  .

En lo que atañe a esta última asamblea cardenalicia, la primera pista de su desenlace nos la dio el portavoz vaticano, el jesuita Lombardi: durante el cónclave se le veía demasiado dicharachero como para no sospechar que Bergoglio, su colega en la Compañía de Jesús (en adelante, SJ), estaba ganando. A fin de cuentas, los jesulitas (Artajo dixit) son sólo suyos y nunca estuvo claro si un jesuita tiene otro fin en la vida que acrecentar la riqueza de su Orden, independientemente de lo que digan sus estatutos, de la salvación e incluso de los intereses vaticanos en general. ¿Bergoglio seguirá lastrado por su condición jesuítica y, por ende, pondrá el Vaticano al servicio de la SJ o será un Papa realmente universal? No nos importa ni lo sabremos porque, escoja el sistema vaticano la opción que escoja, sus frutos serán anónimos, clandestinos y sólo discernibles años después de que sucedan.  

Francisco I, rey de Roma… ¿y conserje de la ESMA? 

Acostumbrados a que los presidentes de las democracias avanzadas provengan directamente del ejército o de los servicios secretos –véanse, Bush y Putin-, ninguna elección papal puede sorprendernos puesto que el sistema vaticano –militar en esencia, por jerárquico y por impune-, es paradigma del secretismo. Munido de una herramienta inquisitorial –el confesionario y sus derivaciones-, el Vaticano ya era el prototipo del Estado moderno, aquel en el que la información y la persuasión por la doctrina tienen más peso que el recurso a la fuerza bruta -no en vano varios siglos de agonía prolongada de los Estados Pontificios le enseñó que siempre habrá una potencia superior en armas físicas-. Si a ello unimos que es un Estado sin indígenas y sin mujeres pero con millones de súbditos cuyos cerebros son manejados a distancia por medio de la palabra, resulta obvio que, sobre todo gracias al poderío demostrado en el ejercicio del control social remoto, el Vaticano deja de ser el prototipo para elevarse a arquetipo desiderativo del Estado moderno.  

Por todo ello, es imposible que el sistema vaticano desconociera la ideología política que defendió Bergoglio cuando todavía no estaba al mando. El joven ambicioso jesuita pudo alinearse con el curato de seudo-izquierda  pero no: escogió el lado más oscuro de la fuerza. Cuando contaba 25 abriles –navidades, en su caso-, y todavía estaba libre de corrección política, Bergoglio participó, comulgó y quién sabe si organizó y lideró la Guardia de Hierro  , una organización fascista/peronista, en ese orden.  

Para sostener esta afirmación, nada mejor que escudriñar el corpus de artículos científicos –arbitrados por pares ciegos- que nos ofrece internet. En él, encontramos un “breve repaso de los orígenes de Guardia y su ampliación a partir de su fusión con la red estudiantil del FEN. En 1977 un conjunto de trayectorias que quedan colegidas alrededor de la Universidad del Salvador, de la orden jesuita, tendrá un marcado acercamiento con el Almirante Emilio Massera, jefe de la Fuerza Naval” (Cucchetti: #19)

Cuando el poder de la Junta Militar empezó a tambalearse, los milicos se acordaron de que la Guardia de Hierro podía serles de ayuda: 

“Se llegó a una afinidad ideológica cuando el almirante Massera se propuso diseñar una propuesta política que pudiera canalizar el electorado peronista.   De hecho, el espacio que creó después de la derrota de Malvinas en 1982, cuando la crisis militar avanzaba y se avecinaba el regreso democrático, se denominó ‘Partido para la Democracia Social’, siendo la idea de democracia social uno de los estandartes de la ex Guardia de Hierro. Años antes, en noviembre 1977,  la Universidad del Salvador le otorgó a Massera el título de Doctor Honoris Causa” (ibid)

Ahora bien, como corresponde a un movimiento contradictorio (por no decir incongruente dentro de su raíz fascista-corporativista, versión latino-populista) como es el peronismo  , es de justicia precisar que los militantes de la Guardia eran de todo menos homogéneos. Continúa el mismo autor:
“Si repasamos nuevamente la procedencia de los actores, podemos ver que las referencias católicas en Guardia y en la Organización Única del Trasvasamiento Generacional no son del todo explícitas. Tomando trayectorias de actores entrevistados o cuyos orígenes religiosos se han podido precisar, encontramos allí católicos, militantes que han definido sus orígenes como ateos, espiritistas, y una importante cantidad de judíos. Sin embargo, aunque las referencias no estuviesen orgánica o masivamente ligadas al universo católico y mucho menos constituyeran una proyección política confesional, la presencia católica no estaba para nada ausente. Un sacerdote, Pedro Faguada, formaba parte de la organización; ahora es señalado como el ‘capellán’ de la misma. Además, también participaba el ahora Cardenal Jorge Bergoglio. En 1973, en un plenario de toda la organización celebrado en la ciudad de Rosario, se realizaron una importante cantidad de casamientos entre miembros de ‘Trasvasamiento Generacional’ de todo el país… el Trasvasamiento sostuvo que Perón no se muere” (ibid: #20-21)
Sea como fuere, es evidente que Bergoglio anduvo siempre la pésima compañía del Poder tanto durante su juventud como durante su vejez, tanto durante el mandato del primer Perón como con los milicos y/o como con el tipo de democracia argentina actual  . Es decir, que su evolución personal es acorde con sus pasiones juveniles de férreo guardia. En suma, hay evidencias suficientes para afirmar que, en mayor o menor medida –nunca lo sabremos con exactitud-, Bergoglio colaboró con la hez de los asesinos argentinos durante la dictadura militar (1976-1983), detalle que, antes o después, tendría su importancia pues ahora nos demuestra que su aquiescencia activa o pasiva –o su silencio, nos da igual-, no puede ser entendida como obligada adaptación –la eterna excusa del ‘mal menor’- sino como congruente con sus íntimas convicciones políticas. 

Por otra parte, es imposible que el Vaticano y el propio cardenal ignoraran la seriedad y difusión de los libros en los que se analizó la amistad arzobispal-militar, entre ellos destacadamente el de Verbitsky (ver op. cit.) pues cita a Bergoglio incluso en el título. Esta investigación fue publicada en fecha tan lejana como el año 2005 y, desde entonces, es sobradamente conocido; así pues, sólo podemos colegir que, despreciando la opinión mundial, el Vaticano ha dado una vez más muestra fehaciente de su verdadera ideología y, no menos, de su aversión a la Historia no escrita por él mismo  .

Las técnicas publicitarias

Lo único que nos interesa del mandato bergogliano es el tipo de propaganda por el que se decante. En este sentido, son de esperar innovaciones, no porque el Vaticano innove sino porque las técnicas publicitarias evolucionan rápidamente. ¿Escogerá el modo público audiovisual-cibernético o la técnica esotérica de “el-buen-paño-en-el-arca-se-vende”? ¿Nos atacará con incontables refritos de La Misión  o con maniobras en la oscuridad dogmático-bancaria? Todo indica que optará por ser un Juan Pablo II con mano izquierda, televisión, ciberpopulismo y mucha, muchísima caridad; es decir, por la primera versión. 

Por lo pronto, ha decidido imitar la imagen del político democrático en campaña. Por ello, besa a los bebés ya que besar a los niños despertaría el problema de los sumarios por pederastia religiosa. Por ello, como suele hacerse con las personas públicas, se nos machaca con ráfagas poco subliminales sobre su vida privada. De esta manera se conforma una matriz poliédrica y hasta policlasista: en destello demagógico, nos dicen que viaja en el metro (subte); en flash populista lumpen-nacionalista, que es hincha de un equipo de fútbol y, en clave de género unisex, que se cocina su cena. A lo cual podríamos añadir que, sin embargo, cuando tiene que declarar como testigo en alguno de los juicios que en Argentina se siguen contra los milicos, hace que el juzgado en pleno le tome declaración en su palacio –la cabra siempre tira al monte-. Curiosamente, su equipo agit-prop no incide demasiado en su faceta de químico amateur, quizá para distanciarlo del elitismo jesuítico o quizá porque la química es una disciplina con peligrosas derivaciones. Porque, como dice un matemático que también es militante ateo:

“Los laicos estarán impresionados por el hecho de que Bergoglio, de acuerdo con las tradiciones de la Orden, tiene una formación científica: un Máster en Química para ser precisos [en realidad, Bergoglio no tiene un Máster en Química sino que es tan solo técnico químico] Lo cual podría tener algún efecto sobre la doctrina, que a menudo se ha enfrentado desastrosamente a problemas de naturaleza directamente o indirectamente química: de la transubstanciación a la procreación asistida… hasta ahora, se ha opuesto hasta a los anticonceptivos, a despecho de la química” (Piergiorgio Odifreddi, presidente honorífico de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas de Italia; en La Repubblica, 14.III.2013)

Las pistas que dejó durante su reinado en Argentina tienen un valor parcial pero, aun así, pueden sugerir orientaciones y pronósticos acerca de las posibles estrategias del Ministerio de Propaganda del Estado Vaticano (MIPEVA). Sobre los colores, las redes sociales, las movilizaciones populares y las entretelas del arzobispado de Bergoglio, podemos leer: 
“En su despliegue visual, la marcha de la oposición al matrimonio igualitario se vistió de color anaranjado. Frente al arco iris de las banderas de las agrupaciones LGTB, que son usadas globalmente pero que en este lado del planisferio también recuerda los colores aymaras, estos grupos eligieron una sola pátina, la misma que identifica a las agrupaciones pro-vida, quienes lo explican por la conjunción de la bandera papal (blanca y amarilla) y la sangre de los ‘bebés martirizados’… Bien alejado de la modernidad del discurso de los derechos humanos, de las convocatorias por Facebook y del despliegue iconográfico, el titular del Episcopado Jorge Bergoglio, reavivó el tono medieval al enmarcar la propuesta legislativa en una "guerra" contra la Iglesia. En una carta abierta a las carmelitas de los cuatro monasterios de Buenos Aires que, supuestamente, no debía tener trascendencia pública, sostuvo:
‘No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios. Jesús nos dice que, para defendernos de este acusador mentiroso, nos enviará el Espíritu de Verdad… Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre’ (Bergoglio, 2010)

Precisamente, por estar en una lógica discursiva tan opuesta a las nuevas reglas de juego, estas declaraciones generaron duras críticas, aún en aquellos medios claramente afines a la cúpula eclesiástica, como el tradicional periódico La Nación, que consideró a la carta "un error estratégico” (Felitti, op. cit.)
Asimismo, la elección del mote Francisco como alias del nuevo Presidente también forma parte de la estrategia diseñada por el MIPEVA. Este organismo más o menos goebbeliano, ha escogido ese nombre porque, gracias a sus campañas anteriores, consiguió hacerle sinónimo de ecología, pobreza y mansedumbre. Había que aprovechar ese acumulado simbólico y, de paso, alejar a Bergoglio de la imagen elitista que la SJ se ha ganado a pulso. Ahora bien, ¿era san Francisco de Asís tan humilde y ecólatra como nos lo pintan? Una breve ojeada a la Historia nos indica que el nacido Giovanni y luego llamado Francesco, fue el retoño tarambana de la oligarquía local, un analfabeto que comenzó estafando a su padre, se metió a señorito de la guerra, fue prisionero de sus vecinos de Perugia, se hizo novio de santa Clara, aniquiló a los lobos de la comarca, persiguió a los cátaros y terminó pasándose a la gran empresa como promotor inmobiliario –iglesias, conventos, hospitales- y como fabricante de unos productos contradictorios pero de amplio mercado -belenes y Cruzadas-. Vista la enorme riqueza que hoy acumulan sus herederos, no cabe duda de que el pobrecito de Asís fue un tiburón con amplia visión empresarial  .

La Societas Iesus

Sería imprudente pretender siquiera esbozar a grandes rasgos las peculiaridades de la SJ. Por ello, resumiremos y, consecuentemente, nos equivocaremos -pero en pequeñas diócesis-: en la Compañía de Jesús, todo es embuste, comenzando con el nombre de su fundador, Ignacio de Loyola (1491-1556), noble feudal que, en realidad, se llamó Íñigo de Óñez y Loyola o también Íñigo López de Recalde y quien, como remate, no nació en Loyola sino en Azpeitia.



En un nivel más sustancial, también es embuste su empeño en negar su afición al poder mundano. En palabras de su fundador:
El llamamiento del rey temporal ayuda a contemplar la vida del rey eternal… será aquí ver con la vista imaginativa sinagogas, villas y castillos… el primer puncto es poner delante de mí un rey humano, eligido de mano de Dios nuestro Señor, a quien hacen reverencia y obedescen todos los príncipes y todos hombres christianos… el segundo puncto es mirar cómo este rey habla a todos los suyos diciendo: Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de infieles… el 3º: considerar qué deben los buenos súbditos a rey tan liberal y tan humano: y, por consiguiente, si alguno no acceptase la petición de tal rey, quánto sería digno de ser vituperado por todo el mundo y tenido por perverso caballero” (Loyola: # 91-94)
Esta su malsana propensión a la Corte, tuvo sus consecuencias: en 1773, el papa Clemente XIV, influido no sólo por los reyes europeos sino también por la presión de las restantes órdenes católicas, suprimió la SJ mediante la bula Dominus ac Redemptor -Prusia y Rusia no acataron la bula papal-. En 1814, el papa Pío VII la restauró canónicamente. Obviamente, durante esos 41 años de purgatorio la SJ no dejó de existir puesto que la Compañía, antes término militar, se recicló rápidamente en empresa y ya se sabe que las empresas ni se crean ni se destruyen, simplemente se transforman.

En el caso de la SJ, ésta adoptó perfil bajo durante su diáspora y lo cierto es que le dio tan excelente resultado que, de vuelta a su viejo sitial, resolvió prolongar el abajamiento. Así lo expresaba un autor del siglo pasado:   

“Quiere decirse que no lejos del camino de perdición está el cobijo de la gracia, y que para entrar en el reino de S.M. Divina, de la cual son ministros tan irresponsables como el propio soberano los reverendos padres de la Compañía, es menester trocar las holgadas y prósperas vías del mundo por pequeños y tortuosos senderillos, abajarse, rastrear, humillarse” (Pérez de Ayala: 14)

Evidentemente, ello nunca fue óbice para que continuara su especialización en bizantinismos y sofismas, tan útiles cuando hay peligro o, simplemente, cuando la carne aprieta. ¿Cómo se resuelve este último supuesto? Narrando una (sacramentada) violación, nos dice el mismo autor: 

“Así, [el jesuita] Olano no ignoraba que el religioso que se despoja de sus hábitos se hace ipso facto reo de excomunión; pero, el mismo aligeramiento indumentario se trueca en acto meritorio cuando, por no profanar las santas vestiduras, se realiza para fornicar, por ejemplo, o ir de incógnito a un prostíbulo, según concretamente se asegura en los Veinticuatro padres, en la Praxis ex Societatis Jesu scola, y en el padre Diana: Si habitum dimitat ut furetur occulte, vel fornicetur. Ut eat incognitus ad lupanar” (ibid: 147)

Mucho ha degenerado la intelectualidad socialdemócrata española desde que Pérez de Ayala –al que, con algún margen de error, cabría suponer uno de sus antecesores-, escribiera en tono crítico sobre la verdadera faz de la SJ. Lamentablemente, abandonando toda pretensión racional a manos de la corrección política, su portavoz oficioso en la España de hoy se permite lapsus tan extravagantes como afirmar al día siguiente de la entronización de Bergoglio que aplaude al nuevo jefazo por ser jesuita “con lo que eso supone de solidez y seriedad a priori” (“Esperanza de reforma”, editorial de El País, 14.III.2013) ¿Debemos entender que los papas que no han sido jesuitas –todos- han carecido de ‘solidez y seriedad’? Por nuestra parte, no problem

La SJ en la España del siglo XX

Además de la mentadísima expulsión de la SJ conseguida por Carlos III  , la SJ volvió a ser expulsada de España en 1932, un año después de la instauración de la II República. Por ello, no fueron muchos (118) los jesuitas fusilados por los republicanos en la contraofensiva a la que se vió obligada la República para defenderse de la sublevación nacional-católica y del genocidio que desarrolló. Incluso aquella cifra no es exacta puesto que, según sus propias fuentes, los jesuitas ajusticiados por ‘los rojos’ no fueron propiamente 118 sino 74
. Menos se habla de los jesuitas que continuaron trabajando en la zona republicana sin ser molestados. Ejemplo: 

“El P. Lluís Rodés Campderà SJ, era un astrónomo universalmente reconocido. En 1936 dirigía el Observatorio del Ebro… Dos veces durante la guerra asistió a congresos internacionales de Astronomía, con pasaporte de la República, y regresó a España, lo cual constituía, según la práctica de los consejos de guerra, delito de “auxilio a la rebelión”… Tras la “liberación”, en 1939… fue confinado en un pequeño pueblo de Mallorca, donde contando sólo cincuenta y siete años murió el 7 de junio del mismo Año de la Victoria” (Raguer: 122)

Y, por supuesto, menos aún se cita el nada sospechoso de izquierdismo libro Misión en España, escrito por Claude G. Bowers, embajador de Estados Unidos en España 1933-1939. En su capítulo XXIII titulado significativamente “El martirio de los vascos”, Bowers nos menciona otro caso de jesuita en zona republicana aún más trágico que el de Rodés:

“Llegó entonces el martirio de la pequeña población de Durango con el bombardeo más terrible contra una población civil blanca que se conoce en el mundo hasta el 31 de marzo de 1937. Era una pacífica y religiosa ciudad, y mucha gente se hallaba oyendo misa... Los aviadores nazis [que volaban muy bajo] lanzaron toneladas de pesadas bombas... Una de ellas estalló sobre el tejado de la capilla de Santa Susana y las monjas volaron literalmente en pedazos... Otra bomba... atravesó el techo de los Padres Jesuitas, y el padre Rafael Billalabeitia, que estaba oficiando la misa... murió entre las ruinas, junto con otros”

Además, si Bergoglio quiere ser algo franciscano, también tiene algún siervo del poverello a partir del cual puede reconstruir la verdadera historia de la represión contra religiosos que efectuaron los golpistas españoles. Entre varias posibles, véase la siguiente ficha:

Bombín, Antonio OFM. Sacerdote franciscano que ejerció largos años en Perú. Profesor en 1936 en el Colegio Seráfico de Anguciana (Rioja) Su cadáver apareció en Laguardia (Álava) zonas ambas controladas por los rebeldes. Fecha de ejecución no determinada”


La SJ en América Latina

Jesuita.- Segunda acepción: hipócrita, taimado, en algunos lugares de América” (Diccionario de la Real Academia Española)

En América latina, los jesuitas organizaron lo que se convertiría en uno de sus mayores timbres de gloria mundial y/o mundana: las famosísimas Reducciones  de los “indios guaraníes”, dicho en propiedad una red de cooperativas de trabajo cautivo con horizontes autárquicos en lo religioso y en lo temporal –léase, monopolio ignaciano de la fe y republiqueta teocrática-. Gracias a un caprichoso uso del término ‘utopía’, las Reducciones han llegado a ser calificadas como un emprendimiento utópico. Ahora bien, las utopías pueden ser distopías –el infierno- o eutopías –el cielo-. Según esta clasificación, las Reducciones jesuíticas, ¿pueden considerarse eutópicas

A lo que responderíamos con otras preguntas: en aquellos campos de concentración piadosa regidos a golpe de campanario, el hecho de que hubiera un toque de campana específico para recordar a los ex lúbricos y luego apáticos guaraníes su obligación de procrear, ¿nos demuestra definitivamente que aquello era el Cielo? En tono menor y puesto que la propaganda jesuítica se vanagloria de que en aquel su Paraíso Terrenal supuestamente vacío de música enseñaron a los indígenas a tocar el violín, ¿especializarlos en ese instrumento era la mejor pedagogía musical? Visto del revés, los mejores violinistas occidentales, ¿hubieran sabido sacarles, no decimos acordes sino simples ruidos, a los tembipu o instrumentos musicales propiamente guaraníes? ¿Qué hubieran conseguido Corelli, Sarasate y Menuhin con una flauta mby retá o con un bordón tacuapú en las manos? Entonces, ¿por qué destruir la cultura musical autóctona para sustituirla por un arte claramente ajeno? ¿Es ese lo mejor para llevar almas al Cielo? Según practicaron los jesuitas en las costillas ajenas, al parecer era el único procedimiento para que los guaraníes accedieran a la Gloria occidental -o Distopía indígena-. 

Claro está que la SJ admite buena parte de los cargos anteriores  . Pero es sólo para, inmediatamente, refugiarse detrás del sofisma más utilizado por la Iglesia: la teoría del mal menor. “Quizá nos equivocamos en algún detallito con los guaraníes pero, si nosotros no les hubiéramos pastoreado, los conquistadores y los bandeirantes les hubieran exterminado”. Lo de siempre, nosotros somos torpes o traviesos pero los laicos son redomados criminales. Olvidándonos de que los misioneros empuñaron las armas igual que los llamados ‘conquistadores’ y muchas veces incluso antes que estos, ¿por qué los laicos tienen que ser forzosamente más crueles que los frailes? Visto desde fuera, es tan obvio como terminante que ambos compartían la moral del ganadero: cuidaré con amor de mis reses hasta que sea el mejor momento para matarlas  . 

Pero, historiográficamente hablando, lo más curioso de las Reducciones es que no fueron los jesuitas sino los franciscanos quienes las inventaron. Investigando los aspectos oscuros de estas distopías, un autor encontró que las explicaciones habituales sobre su nacimiento “no tienen en cuenta el papel jugado por los Guaraníes en la génesis de estas instituciones”. A lo que añade: 

“Las reducciones creadas por los Franciscanos desde 1580 se nos presentaron como un prototipo de las misiones jesuitas. Es extraordinario, por otra parte, que en la inmensa literatura consagrada a las misiones jesuitas tan poca atención haya sido acordada a los Franciscanos. La continuidad entre los establecimientos de las dos órdenes aparece sin embargo claramente hasta para un observador superficial. En el momento de la fundación de San Ignacio (1609), primera reducción jesuita, los Franciscanos habían creado ya una decena de pueblos” (Necker: 13-14)

‘Es extraordinario que se haya acordado tan poca atención a los franciscanos’… A nuestro parecer, este fenómeno sólo puede explicarse por la censura/propaganda jesuítica y, por ende, no tiene nada de extraordinario. Y es que la SJ tiene serias dificultades no sólo para admitir que no es la única compañía salvadora del Planeta sino que, además, debe compartir la joya de su corona misionera con los franciscanos. Por ello, habida cuenta de que este Francisco quiere dar la imagen de un presidente pan-católico que supera las centenarias rencillas entre franciscanos y jesuitas, ¿se atreverá a proclamar que los acólitos del poverello de Asís fueron los inventores de las Reducciones guaraníes? ¿Reconocerá que sus hermanos de la Societas Iesus no fueron los primeros ni los únicos en ‘reducir indios’? Preguntas retóricas sobre la historia de estas misiones jesuíticas cuya suerte nos importa un comino –la respuesta a la pregunta y la fortuna de la SJ-.

Según nos dicen los diarios de estos días, en uno de sus primeros viajes el presidente Francisco viajará a Brasil –una de las potencias emergentes o países BRICS-. Como le suponemos el don de lenguas, se lo vamos a escribir en portugués puesto que, habiendo recibido de la Divina Columbina el don de la glosolalia, no tendrá dificultad alguna en leer lo que se publica en ese país sobre sus relaciones con los milicos. Por ejemplo:

“A Comissão Interamericana de Direitos Humanos visitou a Escuela de Mecánica de la Armada –ESMA- em 1979 e não encontrou nem mesmo os rastros dos prisioneiros que ali estavam. Todos se perguntaram para onde eles haviam sido levados.A investigação de Verbitsky (2005) responde que, com a ajuda do núncio apostólico, Pio Laghi, e do secretario do Vicariato castrense, Emilio Grasselli, os prisioneiros foram levados para a ilha de El Silencio, propriedade da Igreja Católica argentina e lugar de lazer do cardeal primaz de Buenos Aires, dom Jorge Bergoglio. Essa ‘transferência’ foi realizada em nome de um chamado programa de reeducação dos prisioneiros da ESMA” (Vieira de Souza: 77)



Por otra parte, el presidente vaticano no viajará a Brasil para aclarar estas menudencias sino, obviamente, para combatir al protestantismo rampante en ese país, otra de las misiones para las que ha sido seleccionado por el sistema vaticano puesto que un Estado moderno necesita tener un enemigo interno y los herejes cumplen muy bien ese papel. ¿Un católico argentino es la mejor de las opciones en la lucha contra la miríada de catedrales, iglesias, iglesuelas e iglesuchas evangélicas que ya controlan a más de un tercio de los creyentes brasileños y siguen creciendo? Quizá no pero eso es un problema para el Espíritu Santo. Allá se las componga. Si el tema nos preocupara, simplemente le recordaríamos que Brasil no está solo: Guatemala, Nicaragua, Venezuela y, en pocas palabras, la mitad de América Latina está volviéndose protestante. Y en ello influye poco que el régimen del país al que miremos sea populista o neoliberal.

Gracias a la inspiración de esa misma Divina Columbina, los medios cacarean que nos ha tocado en suerte un Papa que es jesuita y argentino y, sobre todo, cercano, apacible, humilde, sencillo, bonachón, austero, bondadoso, sincero y un larguísimo etcétera. Para nosotros, todos esos ditirambos se resumen en un cargo –presidente vaticano- cuyos atributos, independientemente del individuo que lo ejerza, ayer, hoy y mañana, siempre han sido, son y serán, únicamente dos: populista y demagogo.



BILIOGRAFÍA Y CIBERGRAFÍA

BERGOGLIO, Jorge Mario. 2010. Carta a las Monjas Carmelitas de Buenos Aires, Buenos Aires, 22 de junio (disponible en internet)

CUCCHETTI, Humberto. 2007. “De la resistencia peronista al comunitarismo católico: un linaje de conversión católica en trayectorias justicialistas”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates (disponible en internet)
FELITTI, Karina. 2011. “Estrategias de comunicación del activismo católico conservador frente al aborto y el matrimonio igualitario en la Argentina”, Sociedad y religión, vol. 21, núms. 34-35. Buenos Aires. ISSN 1853-7081 (disponible en internet)
LOYOLA, Ignacio de. 1548. Ejercicios espirituales para vencer a sí mismo y ordenar su vida sin determinarse por afección alguna que desordenada sea. Roma.

NECKER, Louis. 1990 (1975). Indios guaraníes y chamanes franciscanos. Las primeras reducciones del Paraguay (1580-1800); CEA-Univ. Católica; Asunción (Paraguay); 279 págs.; sin ISBN.

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