Las plantas son seres vivos sesiles, que se quedan aferrados al sustrato y no se mueven. Aunque, sí se mueven y sus movimientos son lentos, lentísimos, por eso dan la sensación que más que seres vivos parecen seres inertes. Pero, sin ellas no pueden existir los animales —incluidos nosotros los humanos—, y poca atención reciben como si formasen sólo parte del paisaje, cuando son parte esencial (y activa) del medio.
Una célula vegetal es más compleja que una animal, ya que los vegetales (me refiero a las algas y plantas, dejando aparte a los hongos, aunque sesiles como las plantas están más próximamente emparentados con los animales) producen el oxígeno atmosférico que respiramos. Son la base de la red trófica (¡sí red y no cadena!, ya que la naturaleza es más compleja) de los ecosistemas. Sin plantas no habría animales herbívoros, y sin fitófagos no hay depredadores, como si no hubiese depredadores los herbívoros esquilmarían los vegetales. Todo esta relacionado. La imagen vulgar de una lucha contínua es ilusoria e irreal. Si tenemos en cuenta, además, que la mayor parte de las plantas dependen simbióticamente de los hongos —las micorrizas— para sobrevivir, como a su vez el suelo se fertiliza gracias a la acción de microorganismos y otros pequeños seres vivos como bacterias, nemátodos o colémbolos; la idea de una naturaleza competitiva es incierta, porque la realidad natural nos demuestra que en la Naturaleza lo que domina es la interdependencia y no la competencia... Kropotkin tenía razón cuando nos hablaba del apoyo mutuo.
Pero no sólo es esto, las plantas si se sienten amenazadas, además de protegerse a sí mismas, envian mensajes químicos de advertencia a otras plantas. En un bosque a nivel subterráneo los árboles se comunican por las raíces, además de información comparten nutrientes (se ha demostrado que en partes del bosque cuyo suelo carecia de determinados minerales, estos se transmitían desde otras partes a traves de una red radical). En esta Red Informática Forestal (la Wood Wide Web) intervienen los hongos entrelazando sus micelios con las raíces de los árboles para formar las mencionadas micorrizas.
Las plantas pueden detectar la luz sin tener ojos, oler sin tener olfato, degustar sin tener papilas y hasta digerir sin tener estómago. Además de otros quince sentidos como la capacidad de detectar la humedad, la gravedad, los campos electromagnéticos y un sinfín de gradientes químicos, la mayor parte de estos sentidos localizados en sus raíces, cuyas células de sus puntas funcionan a algo parecido a unas neuronas. Podríamos decir que también son inteligentes y sus raíces funcionan como un sistema nervioso.
Tenemos que cambiar la idea de las plantas que tenemos, y la moderna Biología está en ello. Aquí os ponemos un infográfico que tenemos en el último PRISMA (el 4).