Nº 348/julio 2017
Los últimos atentados cometidos en Inglaterra nos animan a reflexionar sobre la lucha contra el terrorismo, la guerra santa, la venganza política o vete a saber qué otros nombres le dan, tanto unos como otros, a este despropósito. Esta competición que consiste en ver quién mata más inocentes, ya sea en atentados en la calle como en bombardeos indiscriminados sobre la población civil, que nada tiene que ver con esta guerra no declarada en la que unos en nombre de Dios y otros en nombre de los intereses capitalistas pretenden dictarnos lo que tenemos que pensar, hacer, decir, trabajar, vestir, comer, beber... a base de ajusticiar injustamente inocentes que nada tienen que ver con su conflicto particular, pero que son los que están muriendo o perdiendo a sus seres queridos, su libertad, su dignidad. Esta es una guerra que ya está durando demasiado y que está causando unos daños irreparables a nuestra libertad, nuestra autonomía personal y colectiva, nuestra personalidad y nuestro libre albedrío, reduciéndolos a cenizas.
Como anarquistas condenamos este tipo de actitudes y a los que caen en ellas, sean del color, la religión y la condición social que sean. Pero no podemos por más que plantearnos una serie de cuestiones que podrían arrojar luz sobre el yihadismo, su auge y extensión a los países occidentales. A los países que condenan con tanta vehemencia los atentados yihadistas habría que preguntarles por qué no condenaron con la misma vehemencia los bombardeos indiscriminados contra la población civil en Iraq, Afganistán, Libia o Siria que causaron tantas víctimas inocentes. ¿Acaso eso no es terrorismo? Esos bombardeos indiscriminados se convirtieron en verdaderas fábricas de yihadistas. ¿Quién entrenó, financió y armó a todos estos grupos en los últimos años de la Guerra Fría para luchar contra el bloque antagonista? ¿Por qué unas víctimas son llamadas víctimas y otras víctimas daños colaterales? ¿Quién es el doctor Frankenstein que ha creado estos monstruos que después se han escapado de su control?
¡Ya está bien! A ver cuándo nos enteramos de que por encima de cualquier consideración política, económica, religiosa o social están el ser humano y el resto de los seres vivos.
Federacion Regional de Grupos Anarquistas
de Euskal Herria
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