¡OJO CON EL ANTIFASCISMO!
Leer lo que ha escrito uno mismo a los veintitantos, un cuarto de siglo después, produce algo de sonrojo. Fundamentalmente por la ingenuidad que se gasta a esa edad. Pero más allá de ello, este editorial de Amor y Rabia pretende hacer una ineludible revisión crítica de lo que se escribió hace 25 años con la ventaja que da poder analizarlo todo con la perspectiva actual.
En la época en la que se escribió el número 9 de Amor y Rabia, hacía poco que había desaparecido la Unión Soviética, el comunismo ya no era una amenaza para las clases poseedoras occidentales y el capitalismo a ultranza ya lo invadía todo, recortando, precarizando, depauperando. Eso ya se refleja en el número de la revista; sin embargo, en aquel tiempo, ni por asomo nos imaginábamos a qué extremos podía llegar dicho proceso. No nos imaginábamos que la mayoría de los jóvenes no se iban a independizar de sus padres e iban a emigrar masivamente. No previmos las colas del hambre en los bancos de alimentos. No predijimos la destrucción de Yugoslavia, Libia, Irak, etc. bajo las “bombas humanitarias” del imperialismo. Pero también era impensable que la mayoría de la izquierda no moviera un dedo para impedir todo esto e incluso (como el caso de las agresiones otánicas a Yugoslavia o Libia) lo aplaudiera. Pecamos igualmente de ingenuos al creer que esta tendencia depredadora del sistema económico generaría inmediatamente una respuesta por parte de las masas. Nos equivocamos: ni la clase media se radicalizó y votó fascista ni los pobres hicieron nuestra ansiada revolución social.
En efecto, aquel número estaba lastrado por un error de base inducido por los medios de comunicación, a saber, que había un ascenso del fascismo análogo al de los años 30 del siglo pasado. No era así, en primer lugar, porque el contexto histórico no era el mismo: en los años 30 había una izquierda revolucionaria organizada, cosa que no existía en los 90 ni tampoco en la actualidad. Además, si la TV promociona una idea “revolucionaria”, a lo mejor es que la idea no es tan revolucionaria. Este aserto lo oí hace muchos años de boca de un veterano anarquista... Y cuánta razón tenía. Los mass media no promocionan nada que atente contra el sistema. Los relatos de agresiones fascistas a manos de grupos violentos como Bases Autónomas en los años 90 perseguían movilizar el voto de la izquierda desencantada con la izquierda sistémica (PSOE, IU) a favor de esos partidos. “Si eres de izquierda vota al PSOE, aunque no estés de acuerdo con sus políticas neoliberales, porque peor es un régimen como el de Franco o Hitler”. Ése era el verdadero mensaje del sistema. Dicho mensaje, por cierto, se ha vuelto a reproducir por parte de los medios usando como espantajo, esta vez, a Vox, logrando que mucha gente, supuestamente crítica, vote a cualquiera de los partidos de esa coalición de “izquierda” que lame las botas al nuevo inquilino de la Casa Blanca, que no ha parado los desahucios y que ni siquiera ha impedido el robo a mano armada que ha sido la subida de la factura de la electricidad. Y es que el antifascismo siempre ha sido un cajón de sastre en el que cabe casi todo, también el liberalismo, o mejor dicho, el neoliberalismo. ¡Ojo con el antifascismo!
Esto no quiere decir que el número no valga para nada. Al contrario, aparte de proporcionar información valiosa sobre los entresijos del fascismo residual (el posterior a la Segunda Guerra Mundial), ilustra como la ingenuidad y la incapacidad de elaborar un discurso independiente del de los mass media te puede convertir, sin quererlo, en un tentáculo del sistema que quieres atacar. De sabios es rectificar y aprender de los errores del pasado.