Han pasado más de 100
años desde que Johann Most publicase “La Peste Religiosa”, y
lejos de perder fuerza, este magnífico trabajo no ha dejado de
mostrarse perfectamente actual.
“[...] son
justamente los ricos y los poderosos los que dan mayor brillo a la
religión. Seguramente ésta forma parte de su oficio. Al mismo
tiempo es una cuestión de vida o muerte para la clase explotadora,
la burguesía, que el pueblo sea embrutecido por la religión; su
poder aumenta o decrece según aumenta o disminuye la locura
religiosa.
Esta lógica fue
conocida por los tiranos de todos los tiempos y por eso hicieron
alianza con el cura. Algunas divergencias ha habido entre estos
enemigos de la libertad del género humano por recabar cada uno para
sí la mayor suma del despotismo, pero no ha sido esto obstáculo
para que vivieran unidos para embrutecer, oprimir y explotar el
linaje humano.
Los curas saben perfectamente que su dominio sobre las conciencias se acabaría el día en que no le prestasen ayuda los tiranos y los ricos. Y los ricos y los poderosos no ignoran que su imperio
desaparecería el día en que los curas no embruteciesen moral e intelectualmente a las multitudes. Todos los curas indistintamente, no importa la secta a que pertenezcan, han sembrado con feliz éxito en el seno de las masas la idea de que este mundo es un valle de lágrimas, le han infiltrado al mismo tiempo la idea de respetar y someterse a la autoridad, con la expectativa de una vida más feliz en el otro mundo.”
Los curas saben perfectamente que su dominio sobre las conciencias se acabaría el día en que no le prestasen ayuda los tiranos y los ricos. Y los ricos y los poderosos no ignoran que su imperio
desaparecería el día en que los curas no embruteciesen moral e intelectualmente a las multitudes. Todos los curas indistintamente, no importa la secta a que pertenezcan, han sembrado con feliz éxito en el seno de las masas la idea de que este mundo es un valle de lágrimas, le han infiltrado al mismo tiempo la idea de respetar y someterse a la autoridad, con la expectativa de una vida más feliz en el otro mundo.”
Hoy en día pueden haber
cambiado las apariencias pero no los fondos. El Estado y los poderes
económicos mantienen vigentes las palabras de Most con un simulacro
de laicidad y pluralidad religiosa que esconde dos cosas: el
privilegio de una confesión respecto a las demás, y una
preocupación mayor por fomentar creencias irracionales que por
educar individuos capaces de pensar de forma crítica y libre.
Las puertas de
hospitales, colegios, cárceles y cuarteles son abiertas para la
acción proselitista de los pastores de almas. Mientras todos los
servicios sociales pierden financiación, el Estado mantiene el flujo
de dinero público que engrosa las arcas religiosas, aunque esto sea
una ínfima parte de su acumulación. Y afirmamos esto porque han
asumido el sistema capitalista como propio (de momento) y además de
evadir impuestos con la complicidad del Estado y no declarar los
millones de euros obtenidos en cepillos y entradas de sus templos más
famosos, obtienen pingües beneficios de sus inversiones en bolsa a
través de sicavs o practican la otrora demonizada usura en las Cajas
de Ahorros que les quedan por intervenir por el Banco de España.
Toda esta actividad económica especulativa es la que mantiene
realmente el poder económico de la Iglesia, aportando cantidades muy
superiores a lo que pueda dar el Estado con la casilla del IRPF, que
ni siquiera llega a los 300 millones de euros (pecatta minuta).
Da igual que encubran
violaciones de niños enviando a los curas delincuentes a confines
terráqueos para obstaculizar la acción de la justicia civil; da
igual que establezcan el robo de niños como método de purificación
ideológica primero y negocio puro y duro más tarde; da igual que
trafiquen con armas a través de sus organizaciones caritativas y
apoyen golpes de Estado (como el que apoyó en Honduras el cardenal
Madariaga), genocidios y guerras aquí y allá, porque son y serán
para muchos fuente de moral, faro que ilumina y espejo ejemplar.
Al fin y al cabo
reparten limosna aunque sea obtenida de manos de quienes empobrecen
cada día más a los trabajadores. Los grandes capitalistas del país,
dueños de Zara y Mercadona, de Santander BSCH y BBVA, de Iberdrola y
Endesa, de Vocento y Prisa, han financiado directamente compañas
agitprop católica como las JMJ que trajeron a Ratzinger a Madrid a
repartir hostias de otro tipo diferente a las que repartió también
la policía en las espaldas de aquellos que señalaban que “el
emperador estaba desnudo”.
En estas horas de lavado
de imagen con nuevo obispo de Roma, es interesante recordar las
palabras de Deschner: […] en la catedral de San Pedro se celebra
nuevamente un pomposo espectáculo, superflua non nocent (lo
superfluo no daña) con un ensemble internacional de prelados
incurso en la búsqueda múltiple de “nuevos horizontes”, en una
“dinámica renovadora”, “abierta al mundo”, “al pluralismo
de opiniones”, “al diálogo”. Todo ello induce a algunos, y no
siempre a los más tontos, a creer que el orbe ha cambiado, que el
catolicismo se ha vuelto liberal y la teología progresista...
¡Pero si un teólogo
progresa, no puede seguir siendo teólogo! ¡Si el catolicismo se
vuelve liberal, deja de ser catolicismo!
Y si un cristiano
comienza a pensar (a pensar lógicamente, se entiende), y a obrar en
consecuencia, el resultado será siempre un no-cristiano, o bien,
concedamos, un oportunista.”
[Opus Diaboli, Karlheinz
Deschner, Ed. Yalde, 1990]
Evidenciar la situación
de las organizaciones religiosas, destapar su comportamiento
antisocial y señalar la vergonzosa mentira de su desinteresada
caridad han sido los objetivos con los que se ha escrito un nuevo
“Cuarderno de Debate”, que invitamos a descargar desde la página
de CNT o pinchando aquí.