lunes, 28 de noviembre de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 70: La Primera Internacional en Valladolid

EDITORIAL: Recuperar el pasado


Desde que se acuñase el término “Fachadolid” para referirse a Valladolid, sus habitantes hemos tenido que soportar ese sanbenito al viajar por el resto de España, sufriendo en muchos casos la desconfianza e incluso rechazo por parte de personas de izquierda. Además de ser rechazable per se, al ser injusto hacer cargar con la culpa de crímenes a personas que no han tenido nada que ver con ellos, en nuestro caso es más injusto por ser mentira.


“Fachadolid” condena al olvido a quienes se enfrentaron con las bandas fascistas durante la llamada Transición; borra de la memoria a quienes tuvieron que aprender a solas a organizarse de manera clandestina para resistir al fascismo y el Capital porque las organizaciones tradicionales había sido destruidas; silencia las voces de quienes se organizaron para luchar  contra el Franquismo al acabar la guerra civil; y, sobre todo, se burla de las víctimas de las masacres llevadas a cabo contra la población civil por las bandas de matones fascistas, que comían churros y bailaban mientras cantidades interminables de personas de izquierdas -o sospechosas de serlo- eran ejecutadas ante sus ojos, un espectáculo repugnante digno de los peores tiempos de la Inquisición, que ya sufrió Valladolid bajo Felipe II al ser un nido de “herejes”.


Quienes tenemos la suficiente edad recordamos haber visto  el miedo en los ojos, como aquel afilador a finales de los 80, que al hablar de las masacres bajaba la voz y miraba a su alrededor; haber oido las historias de fosas comunes de fusilados encontradas en los Montes Torozos al hacerse obras en el aeropuerto de Villanubla, o sobre explosiones de violencia entre los descendientes de las víctimas y de los verdugos en las fiestas los pueblos, porque el pasado en las familias nunca pasa del todo; o haber oido la dignidad en la boca de aquel vendedor de bocadillos, hijo de un alcalde del PSOE fusilado por el fascismo, que se negó a poner su apellido en una candidatura para no mancillar la memoria de su padre.


“Fachadolid”, en fin, es un término hijo del olvido de las víctimas del fascismo y de quienes lucharon contra el, y carece de base histórica alguna, más allá de la calenturienta mente de su inventor. Digno heredero de las mentiras con las que nos han machacado los propagandistas franquistas, es necesario erradicar esa palabreja, esa losa que quiere evitar que recuperemos el pasado, nuestro pasado, censurado, manipulado y destruido sistemáticamente. Desde estas páginas vamos a desenterrar, poco a poco, esa historia olvidada de nuestra ciudad.


domingo, 20 de noviembre de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 69: Ricardo Flores Magón

EDITORIAL


Este presente año 2022 el Gobierno de México, con apoyo parlamentario, lo ha dedicado a la figura de Ricardo Flores Magón, ya que este 21 de noviembre se cumple el Centenario de su muerte. Curiosamente este anarquista está considerado ‘precursor’ de la Revolución Mexicana. 

Igualdad y Libertad son dos principios que van de la mano, esto es lo que diferencia al socialismo del liberalismo. La formación del Estado moderno hay ido paralela a la imposición de la economía de Mercado, o sea, capitalista, en las sociedades. (Mienten aquellos «neoliberales» que dicen que en nombre del «Libre Mercado» quieren menos Estado, pues lo necesitan para el bien de sus negocios y la explotación consecuente de sus conciudadanos asalariados.) Capital y Estado no rivalizan entre sí, se formaron y van juntos. Los efectos perniciosos del capitalismo produjeron como respuesta el socialismo, la lucha de clases es más consecuencia de la Historia que su motor. El socialismo tiene su origen en el liberalismo, pero es más avanzado al tratar el tema de la justicia social. A la rama antiautoritaria del socialismo lo llamamos anarquismo. En una sociedad estructurada de manera vertical o piramidal no hay Igualdad —sea con gobierno democrático o sea dictatorial—, donde unos mandan y otros obedezcan la relación es desigual: no hay Igualdad. Esto es irrefutable por mucho que se intente disfrazar.

El concepto de nación o patria justifica ideológicamente el Estado moderno y, por ende, el liberalismo. Nacionalismo riñe con socialismo, aunque lo mezclen algunos erróneamente. El anarquismo implica todo rechazo al patriotismo y sometimiento a todo tipo de Poder. Y en nombre del bien común no se puede oprimir a los individuos, ya que los individuos son productos sociales, así como las sociedades están compuestas de individuos. Los derechos individuales no chocan con los colectivos.

Resulta de en un Estado como el mexicano sus mandatarios decidan dedicar este año a un anarquista. Un anarquista que era lo contrario a lo que ellos representan. Simplemente por robar su legado y manipularlo, ya que este anarquista fue una figura popular y no gubernamental. Le atribuyen ser precursor de algo que nunca apoyó y que se llamó Revolución Mexicana.

Un anarquista que escribió cosas como éstas contra el patriotismo y los gobiernos:

«La patria es de los que la poseen, y los pobres nada poseen. La patria es la madre cariñosa del rico y la madrastra del pobre. La patria es el polizonte armado de un garrote, que nos arroja a puntapiés al fondo de un calabozo o nos pone el cordel en el pescuezo cuando no queremos obedecer las leyes escritas por los ricos en beneficio de los mismos ricos. La patria no es nuestra madre: ¡es nuestro verdugo!»

«Ante todo debo decir que me repugnan los Gobiernos. Estoy firmemente convencido de que no hay ni podrá haber un Gobierno bueno… Los Gobiernos son los guardianes de los intereses de las clases ricas y educadas, y los verdugos de los santos derechos del proletariado.»

Estos políticos mexicanos lo único que están haciendo es faltar a su memoria. Y lo peor es la pendejada de aquellos integrantes de la ‘nueva izquierda indefinida’ que critican su etapa ácrata, tachándola de sectaria e intransigente y, a su vez, ensalzan la parte inicial liberal de su activismo político sin tener en cuenta su evolución.


sábado, 5 de noviembre de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 68: Cómics y anarquismo

EDITORIAL: Ni amnistías ni venganzas

Un antiguo alto cargo de la KGB dijo al final de la Guerra Fría que, mientras la prensa británica estaba (y está) censuradísima, los medios de comunicación de EEUU lo publicaban todo. La diferencia radicaba en que, por aquel entonces, en Europa existía una izquierda que fomentaba el pensamiento crítico, por lo que había que tener cuidado con la información que se difundía, mientras que en EEUU, donde el Capital de EEUU nunca permitió que se desarrollase una izquierda, no tenia esos problemas.

Lo cierto es que, mientras en la prensa de Europa prima la ley del silencio respecto a las salvajadas cometidas para “combatir el coronavirus”, la prensa de EEUU ha puesto en marcha un debate, iniciado por The Atlantic, importante publicación en la órbita del Partido Demócrata, partido que ha defendido a ultranza las mayores salvajadas con la excusa del “bien común”. En al artículo titulado “Declaremos una amnistía por la pandemia. Centrémonos en el futuro y solucionemos los problemas que aún debemos resolver” (Let’s declare a pandemic anmesty), publicado el pasado 31 de octubre, se propone olvidar los abusos de la pasada dictadura sanitaria, la mayor parte de ellos acientíficos e ilegales, que han provocado enormes -e innecesarios- sufrimientos. En otras palabras, el neoliberalismo progre de EEUU, que se ha dedicado durante las últimas décadas a repetir sin descanso que no se puede olvidar el pasado y que los crimenes cometidos no se deben olvidar, ahora que ver que se aproxima la hora en la que tendrá que dar explicaciones por su comportamiento dictatorial, sectario e inquisitorial, pide que lo olvidemos todo, porque ‘ambas partes cometieron errores’. En otras palabras, los verdugos de ayer, los que nos calumniaban acusándonos de ser “asesinos” y pedían que se nos eliminasen nuestros derechos legales, se nos encarcelase o, incluso, nos deseaban la muerte, pretenden equiparar sus salvajadas a la resistencia de sus víctimas.

En EEUU, un amplio sector de las víctimas ha exigido venganza por lo que han sufrido, como si se pudiera dar marcha atrás a millones de traumas infantiles, destrozos causados al sistema inmunitario de millones de personas, ruptura de relaciones con los que cuestionábamos las “vacunas”, o suicidios provocados por la soledad forzosa. Si esa pseudo izquierda inquisitorial y reaccionaria que tenemos intentase pedir una amnistía por su conducta criminal, en lugar de inútiles venganzas habría que exigir dos cosas: que nos devuelvan el sistema de sanidad pública que han destrozado, y que se asegure la neutralidad de las asociaciones de médicos, que han apoyado verdaderas salvajadas en favor de la Farmafia, prohibiéndolas recibir financiación de las compañías farmacéuticas.