domingo, 31 de julio de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 58: El poder

EDITORIAL: El inicio de la locura

En septiembre de 2019 se derrumbó el sistema financiero internacional, corazón del Imperio estadounidense. Los avisos de lo que se avecinaba eran visibles desde finales de 2018: la curva de tipos se había invertido, la everything bubble o “burbuja generalizada” (la conversión de todas las categorías de inversión en burbujas especulativas financieras) estaba explotando y la deuda occidental había alcanzado un punto de no retorno. Finalmente, el sistema financiero saltó por los aires el 16 de septiembre de 2019, cuando los mercados Repo, que garantizan la financiación del sistema a corto plazo, dejaron de aceptar como garantía los bonos del tesoro de EEUU, desencadenando el pánico.

Para hacer frente a la crisis, los planificadores imperiales estadounidenses pusieron en marcha tres lineas de actuación:

1) quitar de en medio al impredecible Trump y sustituirle por una persona afectada de demencia senil;

2) en diciembre, la Reserva Federal (Fed), banco central de EEUU, sustituyó los mercados Repo, algo sólo posible durante un tiempo limitado debido a su inmenso coste; y (también en diciembre)

3) los gobiernos de la Alianza de los 5 ojos puso en marcha una operación de desinformación para sembrar el miedo en las autoridades chinas sobre una posible pandemia de Coronavirus en Wuhan (1).

Las medidas hipocondríacas que impuso en enero Wuhan fueron rechazadas por la UE, hasta que a mediados de marzo, de manera paralela a la declaración de pandemia por la OMS, estalló una crisis de liquidez en dólares, que acabó tras acordar el BCE un programa de suministro de dólares con la Reserva Federal de EEUU (2). Fue entonces cuando medios de comunicación y gobiernos europeos dieron un giro de 180 grados, asumiendo una línea hipocondríaca y dedicándose a sembrar el pánico, mientras en paralelo se ponía en marcha la mayor transferencia de riqueza de la historia, un gigantesco programa de ayudas al Capital camuflado como “medidas contra la pandemia”.

El enorme aumento de la masa monetaria que eso provocó habría dado lugar a una ola de inflación, pero se retrasó mediante medidas para paralizar la economía (confinamientos, restricción de movimientos, etc). En 2021 se dio via libre a la escalada inflacionaria iniciandose un empobrecimiento general, poniéndose en marcha provocaciones en Ucrania para empujar a Rusia a la guerra y culparla de la crisis económica.

NOTAS

(1) The Australian (01.10.2021): Five Eyes call laid Wuhan intelligence trap for Beijing.

(2) Gianluca Persi (ECB Economic Bulletin, Issue 5/2020): US dollar funding tensions and central bank swap lines during the COVID-19 crisis

sábado, 16 de julio de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 57: Historias de la OTAN

EDITORIAL: El colapso al servicio de la OTAN

En 2019 un acuerdo sobre el suministro ruso de gas a Ucrania selló el destino del régimen ucraniano, cada vez más escorado hacia el Banderismo, versión local del fascismo. Tras décadas en las que EEUU usó todos los medios posibles para acabar con los suministros energéticos rusos,  la victoria de Moscú había sido total: la construcción de los gasoductos Nord Stream y Turk (South) Stream acabó con la dependencia rusa de Ucrania como país de tránsito. Esto implicaba el derrumbe del régimen ucraniano, ya que implicaba la pérdida de su principal fuente de ingresos: la cuenta atrás había empezado.

Pero si algo distingue al modelo neoliberal de versiones previas del capitalismo es su retorcida imaginación y su uso sin piedad de la destrucción creativa. 2019 fue también, no lo olvidemos, el año en el que dejó de funcionar el corazón financiero del capitalismo occidental, que sólo era un zombi desde la crisis de 2008, mantenido en pie mediante la expansión cuantitativa, es decir, ampliar la masa monetaria para tapar las crecientes deudas. La inversión de la curva de los bonos, un crash bursátil y, finalmente, la crisis Repo habían llevado al sistema al borde del precipicio.

A RIO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES

Y fue entonces cuando, por arte de magia, empezó la pandemia, que sirvió de justificación para una última ronda de dinero gratis. Sin embargo, esa vez sería diferente. Las “medidas contra el Coronavirus” sirvieron para llevar a cabo la mayor transferencia de riqueza de la historia en beneficio de los más ricos, mientras se mantenía la economía congelada con la excusa de “combatir el virus”, lo que además impedía llevar a cabo protesta alguna. A partir de 2021 la enorme masa monetaria creada empezó a infectar la economía, provocando un crecimiento lento, pero imparable, de la inflación. En paralelo, se inició una campaña de provocaciones sin precedente contra Rusia, que intentó en vano obtener de occidente garantías de que mantendría a Ucrania a raya. En lugar de ello, Zelenski, que acababa de prohibir el uso del idioma ruso, anunció en Munich que se planteaba dotarse de armas nucleares.

La invasión rusa de Ucrania ha sido el sacrificio de un peón de EEUU que había perdido su valor estratégico, para conseguir a cambio una excusa para poner en marcha el desmantelamiento de las estructuras de la globalización neoliberal. No se trata de nihilismo, sino de frío cálculo: las economías occidentales son las más endeudadas del mundo, y una inflación “descontrolada” reducirá rápidamente esa deuda, mientras provoca una enorme crisis económica en China, su principal competidor. Además, da una excusa para el empobrecimiento de la población occidental (“ha sido Putin“), y permitirá crear un orden nuevo en las ruinas del viejo, despues de que la crisis acabe con sus actuales competidores. ¿Jugada maestra?