miércoles, 30 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr°. 26: "Siete domingos rojos", de Ramón J. Sender

Opiniones y recuerdos de R. J. Sender

(Extracto del libro de Marcelino C. Pañuelas, Conversaciones con R. J. Sender)

En Madrid, a los diecisiete años. Estudios. Privaciones.

-Háblame de ti… Algo de tu adolescencia.

-Me escapé de casa a los diecisiete años. Había peleado con mi padre y me escapé de casa. Y desde el mes de marzo de 1918 hasta mayo o junio estuve sin domicilio en Madrid. Dormía en el retiro, en un banco. Toda mi hacienda consistía en un peine y un cepillo de dientes. Como aun no tenía barba no necesitaba afeitarme. Me lavaba en una fuente renacentista de mármol que estaba en el Retiro, en lo que entonces se llamaba la Hoya, cerca de la puerta de la calle de Alfonso XII. Y en las duchas del Ateneo, a donde iba diariamente a escribir cartas, artículos y cuentos. Porque aunque parezca extraño vivía de la pluma. No me daba para domicilio, pero si para alimentarme.

-Lo pasarías muy mal. ¿Comías lo suficiente?

-Pues, hombre… La prueba es que sobreviví.

-Por entonces asistías a la Facultad de Letras, ¿no?

- Era el primer año que fui a la universidad. Fue el año de la gripe, el de la famosa epidemia europea. Y se cerraron las universidades desde el mes de enero hasta fin de curso por la gripe.

Epoca de la monarquia y la republica

-Dime algún recuerdo concreto de los tiempos de la conspiración contra la monarquía.

-Pues hombre… Hacia 1930 andábamos en conspiraciones y tuve algún incidente con Alcalá Zamora. Recuerdo una noche en su casa del Paseo del Cisne. Habíamos discutido antes, aunque nunca en el terreno personal. Aquella noche yo representaba a algunos grupos de acción. Solíamos ponerle condiciones en nombre de los sindicatos y teníamos con la autoridad porque éramos los que hacíamos las cosas. Pero nos tenía recelo y miedo. Digo miedo político. Aquella noche, con la mano abierta en el aire, me dijo: “No me pidan ustedes nada, porque…” Y comenzó a hacer consideraciones jurídico-morales de esas en las que suelen abundar los abogados-políticos. Yo le interrumpí diciendo: “pero señor Alcalá Zamora, lo único que le vamos a pedir nosotros cuando quede implantada la república es que nos blanquee las celdas de las cárceles, porque nos van a meter ustedes allí otra vez”.

-¿Qué era entonces Alcalá Zamora?

-Presidente de un comité republicano.

-Y tú serías muy joven entonces.

-Pues no sé… Tendría unos veintisiete años.

-¿Pertenecías a algún partido o grupo?

-No, a la Confederación Nacional del Trabajo. Yo era un elemento de enlace entre la Federación Local de Sindicatos de Madrid y la Confederación Regional de Cataluña. Más de una vez se ha hecho una huelga general en Cataluña con la orden que yo telefoneaba por clave. La recibía Progreso Alfarache, secretario entonces de Solidaridad Obrera, cuyo director era Peiró. Ya murieron los dos. A Peiró le fusilaron en Valencia y Progreso Alfarache murió hace poco en México.

-Te meterías en muchos líos. ¿Cuántas veces estuviste en la cárcel?

-¡Oh! Una sola. Aprendí pronto los tientos de la conspiración y no me volvieron a atrapar.

-¿Cuánto tiempo estuviste en la cárcel?

-Unos tres meses…

-Por entonces escribiste Imán, ¿no? Yo he oído decir que lo escribiste en la cárcel.

-No, no. Eso sería romántico, pero tampoco es verdad. Lo escribí después de salir de la cárcel.

-Tú no perteneciste entonces a ningún partido político…

-No, nunca.

-Pero te atraía algo, en términos generales, el socialismo ruso, ¿no?

-Sí. En aquella época… Durante algo más de un año estuve trabajando muy cerca de ellos, casi como si fuera miembro del partido. Pero no lo fui nunca. ¿Cómo podría serlo?

-Te repugnaría, naturalmente, el régimen totalitario.

-No había nada de veras revolucionario en ellos. Ni siquiera marxista. En su acción revolucionaria la Confederación nacional del Trabajo era más marxista que ellos. Cuando me di cuenta de eso me decepcioné. Ellos ya lo esperaban.

-Luego, con la república…

-En el tiempo al que me refiero había venido ya. Los dirigentes de la república eran muy débiles y cuando probaban a ser fuertes actuaban contra el pueblo. Se debía a que la mayor parte habían sido educados bajo la monarquía y trataron de ser ministros con el rey. Alcalá Zamora lo fue. Azaña lo habría sido si hubieran ofrecido el poder a su partido reformista.

-No tenían, según tú, nada de revolucionarios.

-No, nada.

-¿No se salva nadie, en tu opinión?

-Nadie.

Casas viejas

-Lo de Casas Viejas, tu reportaje de los incidentes, fue una especie de “yo acuso”, ¿no?

-Sí. Eso costo a Azaña el poder. Tuvieron que dimitir y vinieron los de Lerroux. Luego, en sus círculos, me acusaban a mi, como si yo fuera el culpable.

-Al parecer tu denuncia trajo serias repercusiones políticas.

-Se publicó primero en crónicas en La Libertad, y luego en un libro. Yo intervine voluntariamente en el declinar republicano al denunciar los hechos de Casas Viejas con pelos y señales. Por cierto, jugándome la piel, porque fui a Casas Viejas y los reaccionarios querían incendiar la casa donde dormía. La guardia civil, que en aquel desventurado episodio se condujo noblemente, me respetó y protegió. No habían tenido parte en la represión, que fue cosa de los guardias de asalto. Debo hablar bien de la Guardia Civil, y lo hago con gusto. Yo denuncié los hechos, como te digo. Se levantó una gran polvareda y el gobierno de Azaña tuvo que dimitir. La verdad es que una república que era capaz de hacer lo de Casas Viejas no podía sobrevivir.

-¿A qué crees tú que se debieron los errores fundamentales de los políticos republicanos?

-Eran casi todos hombres de estructura monárquica y tradicionalista, como le he dicho, y habrían sido muy buenos ministros con el rey.

La guerra civil

-Tu mujer murió al principio de la guerra, según dices en contraataque.

-A mi mujer la fusilaron, en Zamora, el 10 de octubre del año 1936. Yo me enteré de esto en enero de 1937, cuando me trajeron la noticia. Al quedar mis hijos desamparados en Zamora quise ir a recogerlos, el gobierno me dio permiso y fui a Francia.




Sender y el anarquismo

-En tu juventud sentías gran simpatía por el anarquismo, ¿no?

-Si, desde muy joven, desde casi la adolescencia. En España, el que a los veinte años no es anarquista es que es tonto. Yo admiraba a algunos anarquistas. Ascaso. Durruti. Escartín, que era muy amigo mío, y algunos otros. Hacían cosas espléndidas.

-¿Qué edad tenías entonces?

-Unos veintisiete años, al final de la Dictadura. Entonces yo comenzaba a sentirme decepcionado por la falta de sentido práctico de los anarquistas. Había una desproporción enorme entre el heroísmo que derrochaban y la falta de eficacia de lo que conseguían.

-¿Te separaste del grupo anarquista porque no estabas de acuerdo con la violencia, con los asaltos de bancos y demás?

-¡Ohm no! Eso no. Con eso estuve siempre de acuerdo. Yo creo que cuando un régimen es despótico, como la monarquía de entonces, el único recurso que queda es la acción violenta. De modo que eso me parecía bien. Y yo continuaba cerca de Solidaridad Obrera y de la C. N. T. Más tarde me acerqué a los comunistas. Pero la aproximación duró poco.

-¿Cuándo vuelves a separarte, a distanciarte de los comunistas?

-De los comunistas, inmediatamente de comenzar la guerra. Yo vi que empezaban a matar trotsquistas, y los trotsquistas eran amigos míos, gente mejor que ellos. Y no eran trotsquistas, reamente. Era gente del P. O. U. M., el Partido Obrero de Unificación Marxista de Cataluña, que la gente decía que eran trotsquistas, pero se habían distanciado ya de Trotsqui. Yo hablé con Trotsqui de eso más tarde, en México, y Trotsqui hablaba mal de ellos. Trotsqui era un pedante de la revolución, un académico de la revolución, que no había salido todavía del año 17, de octubre de mil novecientos diecisiete. Y era de una vanidad pequeño-burguesa increíble. Eso es lo que le perdió y le causó la muerte, porque tenía dos o tres aduladores alrededor que le llamaban maestro, y el se abandonaba y confiaba. Recuerdo la primera vez que estuve con Trotsqui. El había leído libros míos en ruso, lo que demuestra que era un buen político a quien no le pasaba desapercibido nada. El primer día que hablé con el me preguntó quien era el autor del prólogo de uno de mis libros, cómo pensaba, cómo vivía, etc. Y estaba tomando notas. Porque vio por la manera de escribir que no era un adicto incondicional de Stalin.

-Entonces vino la época de la sangrienta persecución de qe hablas de forma bastante clara en Ariadna, ¿no?

-Sí. Yo siempre he tenido amigos cerca de los sitios clave. Y en esa ocasión, como más tarde en México y en Nueva York, no faltaba alguien que viniera a avisarme. Y me dijeron que había una lista de enemigos irreconciliables de Stalin. En esa lista estaba yo. Y claro, yo planteé la cosa un día que atrapé a tres o cuatro juntos en el quinto regimiento, entre ellos a… Bueno, no quiero dar nombres. Planteé la cosa directamente. Y me salvé un poco de milagro. Y se salvó un escritor cuyo nombre no digo porque vive todavía, a quien se quisieron cargar. Hubo cosas siniestras. Lo curioso es que toda aquella gente que iba a a eliminarnos a nosotros, los intelectuales discrepantes, a todos, sin una sola excepción, los fusilaron al volver a Rusia. Pobre gente. Stalin decidió que eran peligrosos porque llevaban consigo costumbres occidentales y tenían secretos sobre su política. Stalin era un paranoico.

-Pero tu, en vez de disimular y escurrir el bulto, has escrito en Los cinco hilos de Ariadna cosas tremendas del terrorismo comunista. Lo has dicho todo. ¿No te ha ocasionado eso ningún peligro?

-Pequeñas molestias. Cuando doy conferencias, siempre hay en la última fila cinco o seis burócratas que van a tratar de confundirme. Hablan entre sí, me miran y sonríen, ríen a carcajadas… La primera vez me impresionó un poco. Pero después ya sé lo que pasa y no me inmuta. Es un truco femenino del cual ya habla el Arcipreste de Talavera en el Corbacho… Que hagan ahora burócratas del partido comunista lo mismo que hacían las mujeres en tiempos del Arcipreste de Talavera no es muy revolucionario que digamos. Pero así es todo. Espero que un día me dejen en paz. Las cosas hoy van cambiando.

-El acontecimiento que más influencia ha tenido en tu vida ha sido la guerra civil, ¿no es así? Bueno, eso es natural. Pero ¿crees que después de la guerra has cambiado de dirección, que escribes de forma distinta?

-Dejé de escribir una literatura de combate inmediato para escribir una literatura, por decirlo de un modo un poco absurdo, de iluminación.

-Desde luego, en un nivel social. ¿Con ramificaciones políticas?

-No. No creo. Yo no he estado nunca en ningún partido.

-Ramificaciones políticas en el sentido más amplio de la palabra.

-No. Lo político es lo que se pueda referir a los intereses de un partido que busca el poder. Y no hay nada de eso.

-Pero yo usaba el término en un sentido mucho más amplio.

-No lo veo. Lo político es lo político. 




jueves, 24 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr°. 46: "Cioran"

Cioran sobre el anarquismo, según el mismo:

Con frecuencia, cuando se habla de Cioran en Italia, el comentario es el siguiente: "Es una escritura interesante, desde luego, pero es un autor reaccionario, que tuvo relaciones con el fascismo". ¿Puede precisar su posición?

Habría que contar todo lo que ha ocurrido en Rumania desde mi infancia, ¡haria falta tanto tiempo!. Yo estaba contra el rey, lo odiaba con un odio feroz, que se debía a un hecho muy concreto: leía todos loas días en la biblioteca frente al palacio real (era bastante pobre) y veía salir, entrar, etcétera, al rey. Acabé concibiendo un odio terrible contra él. En aquella época yo era completamente anarquista, en una palabra, en aquella biblioteca leía libros anarquistas, teía veintiún años. No era un pensamiento político, sino una rebelión absoluta. En aquella época ocurrió algo que tuvo un peso determinante en mi existencia, tal vez fuera el momento más extraordinario de mi vida. Tenía dos amigos de la infancia y estábamos estudiando en Bucarest: uno era apolítico y el otro comunista militante, había escrito a los dieciséis años un libro titulado La muerte de la civilización capitalista. Yo sentía mucha adoración hacia él. En aquella época existía una organización que era una mezcla muy extraña de fascismo, misticismo y fanatismo religioso ortodoxo, que se llamaba Arcángel Miguel. Uno de los adeptos del movimiento era Marin Stefanescu, un filósofo que había estudiado en París antes de la guerra de 1914. Era muy buena persona, pero después fue herido en la guerra y se volvió medio loco. Decía cosas así: "Ningún ser consciente puede ser comunista, Platón era consciente, luego no podía ser comunista". Razonamientos absurdos, y mis dos amigos y yo nos burlábamos de esa idiotez. Un domingo por la tarde fuimos los tres a una reunión con el filósofo. Nos sentamos en el centro de una gran sala y, cada vez que lanzaba una de sus ideas, yo me reía como un loco. En determinado momento, dijo: "Nuestro país está amenazado y nos sacrificaremos todos por la patria". Entonces todos se pusieron en pie, salvo yo. Me quedé sentado y me retorcía de risa. Dijo otras tonterías yo yo seguía "ja, ja, ja". Me rodearon, ¡estaba perdido!. Hice algo que aún no consigo comprender. Salté por encima de la gente, llegué a un pasillo, me escapé. Cuatro tipos se abalanzaron sobre mí, pero estaba la policía y me salvó. Tuve que esconderme durante un mes, aproximadamente, porque me buscaban. Entonces se produjo un problema psicológico: había pasado tanto miedo, que empecé a interesarme por ese grupo y, como luchaba contra la persona que yo más detestaba en el mundo, es decir, el rey, me entró simpatía por él. Por fortuna, vine a París como becado del Gobierno francés. Era amigo del director del Instituto Francés de Bucarest, que me envió a París para ahcer mi tesis de doctorado. Desde entonces rompí prácticamente con Rumanía. Aún no he presentado la tesis, pero mi director era inteligente y, como yo había recorrido toda Francia en bicicleta, me dijo algo estupendo: "Vale más recorrer Francia en bicicleta que hacer una tesis doctoral". Así que me quedé en París y no escribí nada en francés hasta 1947, cuando comencé el Breviario de podredumbre, publicado en 1949.

Extraido del hilo "El Nihilismo de Ciorán" de alasbarricadas.org






domingo, 20 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr°. 29: "De donde venimos" (resumen del Informe Petras)

 Hace ya una eternidad, el sociólogo James Petras, colaborador de Noam Chomsky, analizó la sociedad española desde la perspectiva de la lucha de clases. El resultado de su análisis, que editamos resumido, es demoledor. Y decimos es y no era, porque -por desgracia- a pesar de haber pasado ya más de dos décadas, no ha perdido actualidad. Con la habilidad de un cirujano, Petras analiza la desastrosa situación de la clase obrera en España desde la reintegración de la democracia burguesa: ante nuestros ojos vemos pasar la generación que vivió el final del Franquismo, sus problemas y sus ilusiones, su modo de vida y de organizarse; los planes de la burguesía para imponer sus intereses, y su puesta en práctica gracias a la socialdemocracia y la colaboración de los partidos y sindicatos mayoritarios; y el resultado de la victoria de la burguesía, que podemos ver ante nuestros ojos: una generación carente de perspectivas y de futuro, a la que la generación anterior no transmitió la conciencia de clase, dejándola indefensa ante la ofensiva neoliberal. De esos polvos, estos lodos.

El número que presentamos aquí digitalizado incluye un resumen del trabajo de Petras (el trabajo entero puede descargarse aquí o aquí), así como una recopilación de datos sobre la evolución de la economía y la situación de la clase trabajadora en España, acordes al texto de Petras.



miércoles, 16 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr°. 47: "Testimonio de un incontrolado de la Columna de Hierro"

EDITORIAL

De alguna manera no nos gustaría tener que escribir esta Editorial pero un mínimo de coherencia nos obliga a ello. No nos gustaría porque preferiríamos pensar que este texto fue el grito de rabia de un miliciano de La Columna de Hierro, rabia por ver como todo por lo que había luchado estaba siendo abortado por la militarización, por el P.C.E. y por las capitulaciones, como el autor dice de “los nuestros” (C.N.T. y F.A.I., en algunos casos, la generalización no sería acertada).

La duda ante este texto fue ya planteada por Burnet Bolloten (“La Guerra Civil Española: Revolución y Contrarrevolución”) y por Abel Paz. El texto fue publicado por el órgano de expresión de la F.A.I. en valencia “Nosotros”, y si bien su primera parte es un alegato claro en contra de la militarización y en pos del mantenimiento de la milicia, y la revolución social, en su última parte se produce un giro hacia lo que como mínimo parece conformismo con la militarización. El autor afirma que no importa que les llamen milicia o batallón mientras se mantengan unidos, es decir plantea que el militarizarse (“La Columna de Hierro” se convirtió en la 83 Brigada, que a pesar de esto siempre se mantuvo con milicianos y no fue equipada con nuevos combatientes) es un mal menor si las circunstancias así lo obligan.

Es por esto que se plantea que este texto tenía la clara intencionalidad de justificar, ante la/os miliciana/os, la militarización de las milicias, de justificar la capitulación ante el Ejército Republicano del P.C.E.

A pesar del sabor amargo que deja, el texto nos enseña a entender un poco más a los hombres y mujeres de la C.N.T. y F.A.I. que no dudaron en defender y luchar por la Revolución Social, y también nos sirve para que no cometer errores tan fáciles de cometer. Pero siempre cabe la esperanza de que este texto fuese escrito por uno de tantos milicianos y milicianas que tuvieron que luchar contra la contrarrevolución tanto fuera como dentro (P.C.E.) de su frente.



domingo, 13 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr. 51: "Anarquismo y Progreso", por Eliseo Reclús

El presente número de la revista Amor y Rabia es un texto de Eliseo Reclús, uno de los geógrafos más importantes de los últimos siglos, pero también un anarquista convencido que luchó fusil en mano en la Comuna de París por un mundo más justo. Ejemplares de sus obras clásicas, como El Hombre y la Tierra, eran parte de la biblioteca del Ateneo Libertario de Valladolid de la Plaza Mayor, y una de ellas se donó a la Fundación Anselmo Lorenzo tras el traslado de la CNT al local actual (Calle de Juan Bravo, 10). La pertenencia de Reclús al Movimiento Libertario ha jugado sin duda un papel en el ostracismo que sufrió su obra en medios académicos, que acabaría tras ser redescubierto y reivindicado por la revista francesa Herodote. El texto que aquí presentamos analiza la cuestión de qué es el Progreso, cuestionando la visión lineal y triunfalista de una historia escrita presentando una evolución constante en una misma dirección, y señala las taras del modelo actual de "civilización", reconociendo, al mismo tiempo, que la Humanidad ha avanzado grandes pasos desde que salió de las cavernas.





lunes, 7 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr. 37: "Contra la salud"

Contenido del número, publicado el 22 de marzo de 1997:

  • EDITORIAL: De colegio a cárcel
  • "Contra el diagnóstico", por Isabel escudero, Rossend Arqués y Agustín García Calvo
  • "Enfermedad, Política, Progreso", por Agustín García Calvo
  • "La teología de la medicina", por Thomas Szasz
  • "Médicos, Medicina y medicinas: del sacerdocio al márqueting", por Josep Canals y Oriol Romaní
  • "Matricidio y Estado Terapéutico", por Casilda Rodrigañez y Ana Cachaceiro
  • "Por una sanidad más humana y ecológica", por Eneko Landaburu



EDITORIAL

Desde la Revolución Francesa, uno de los principales caballos de batalla de los que se denominaban a si mismos “progresistas” era garantizar el acceso a la educación a toda la población, sin distinción de clase social. Durante las últimas décadas, en el seno del mal llamado “Estado del Bienestar”, la educación se hizo obligatoria, siendo uno de los mecanismos a través de los cuales la clase trabajadora podía hacerse la ilusión de poder ascender en la escala social. ¿Quién no ha oído la archirepetida frase “estudia, así podrás llegar a donde yo no pude”?     

La pasada década, la educación se convirtió en el mejor medio para tener ocupada a una juventud cuyas perspectivas desaparecían a pasos agigantados, con la excusa de entrar en el mercado laboral con mejores perspectivas. En la actualidad, que ya se ve cada vez más claro la falsedad de esta idea, la educación está cambiando su función social.      

Dadas las nulas perspectivas laborales, la educación obligatoria se ha convertido en el medio de tener a buen recaudo a la juventud. Como todas las demás medidas del llamado neoliberalismo, su línea educativa consiste en volver a una educación clasista, esto es: solo van a tener garantizada una buena educación aquellos que puedan pagársela, que son los mismos que podrán garantizar a sus hijos una salida laboral adecuada. Por ello, en los últimos años se han creado multas para los padres que no lleven a sus hijos al colegio, al mismo tiempo que, actualmente, se está introduciendo en los institutos de manera cada vez más abierta a la policía, así como creando figuras como la del “profesor por la tolerancia”, que no es más que un chivato que dirá todo lo que pasa en el centro a la policía.     

En otros países europeos, como Francia, se ha introducido ya para controlar los institutos al ejército (p. e. Francia), debido a que, dado lo avanzado del proceso de deterioro social, los profesores son incapaces de controlara. Los alumnos. En España dicha situación la tenemos casi encima, debido no solo a la inmensa degradación de la enseñanza pública -debido a que se utilizan sus presupuestos para financiara. La enseñanza privada- sino a que, dada la falta de perspectivas laborales, los alumnos no ven el sentido a romperse las cejas como hicieran las generaciones anteriores. De un 30% de fracaso escolar durante la década de los ochenta, se ha pasado así al actual 65%, cifra que sin duda crecerá.    

¿Soluciones? Lamentablemente, ninguna inmediata. En una sociedad post-industrial, cuya economía se basa en el sector servicios, la necesidad de mano de obra especializada es nula, al menos para la inmensa mayoría de los puestos de trabajo (los otros son para quien tiene suficiente cantidad de dinero y de contactos, esto es, de la clase media-alta). Es hora ya, por tanto, de olvidar los sueños de nuestros padres y empezar a afrontar nuestra catastrófica situación de la única manera posible: organizándonos. 


sábado, 5 de septiembre de 2020

COMUNICADO: Contra las revoluciones artificiales


Comunicado del grupo Amor y Rabia

Una vez más, la hipócrita propaganda 'democrática-liberal' de los medios de comunicación de la oligarquía occidental apoya protestas de la oposición de uno de los Estados del antiguo bloque soviético. El resultado de estas “revoluciones” ha sido el mismo en todos los países que las han sufrido desde la caída de la URSS: la implantación de regímenes autoritarios que aplastan toda protesta, la profundización de las políticas de corte neoliberal que benefician al sector de la oligarquía que impulsaba las protestas a costa de más pobreza y desigualdad social, una política exterior sumisa a los intereses de potencias extranjeras, y una política económica sumisa a los intereses de empresas multinacionales.

Esta vez le ha tocado a Bielorrusia, antaño la república europea más pobre de la URSS y más afectada por el desastre de Chernóbil, y hoy con un PIB que casi triplica el de Ucrania gracias a haber logrado mantener su independencia política y económica, evitando convertirse en un satélite de la oligarquía rusa. Mientras las repúblicas bálticas y Ucrania, las más ricas de la URSS, se transformaban en regímenes neoliberales de ideología ultraderechista aliados a EEUU y la OTAN que se dedicaron a desindustrializar sus países, en Bielorrusia la derrota a comienzo de la década de los 90 del gobierno nacionalista debido a la falta de apoyo popular hizo posible dar marcha atrás en la implantación del modelo neoliberal, permitiendo mantener buena parte de los beneficios sociales del modelo soviético. De esta forma, su población no cayó en la miseria ni tuvo que emigrar, y el gobierno siguió honrando la memoria de los partisanos, en lugar de homenajear a los colaboradores del nazismo, como pasa en el resto de Europa oriental. 

El éxito económico y la política exterior independiente de Bielorrusia son lo que molesta, y no los Derechos Humanos, excusa usada sistemáticamente por Occidente para justificar su injerencia en los asuntos de otros países. Demasiadas veces hemos visto como en nombre de la democracia y los Derechos Humanos se ha bombardeado e invadido países, veremos como en nombre del medio ambiente y el planeta nos pueden imponer medidas económicas duras para pagar transiciones energéticas que beneficien a los principales responsables de la degradación de los ecosistemas. O ahora mismo en nombre de nuestra seguridad sanitaria se violen los derechos de libertad de expresión y de movimiento. Amparándose en causas nobles nos imponen otras injusticias y se valen de un discurso responsable para que las aceptemos. Que nos hablen de la defensa de los valores democráticos en Bielorrusia o Venezuela mientras apoyan a opositores de extrema derecha y golpistas les hace más despreciables.

Desde Amor y Rabia condenamos este nuevo Maidán organizado por Occidente, que en caso de triunfar provocará el hundimiento del nivel de vida de la población de Bielorrusia y dará lugar a la imposición desde el Estado de un modelo neoliberal combinado con la difusión de la ideología de un nacionalismo heredero de los colaboracionistas de los nazis. Y denunciamos la ceguera de la inmensa mayoría de la izquierda, movimiento libertario incluido, al apoyar sistemáticamente unas “revoluciones de colores” patrocinadas por Washington, que no son otra cosa que golpes de Estado al servicio de los intereses del Capital occidental.



“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo. 
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”
ABRAHAM LINCOLN