lunes, 17 de agosto de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr. 65: "Turismo penitenciario"

Editorial (octubre/noviembre de 1999)

Desde siempre los Estados han utilizado las cárceles, no como un lugar de reinserción, como nos han intentado vender, sino como una casa del terror. En ellas, se han cometido las brutalidades más atroces. En este número de Amor y Rabia, veremos la manera que tenían de someter, de asesinar a l@s pres@s los regímenes totalitarios franquista y soviético. La mayoría de estos crímenes han quedado impunes y ni siquiera se ha juzgado a quien l@s cometieron. Curiosamente algun@s de estos criminales todavía viven, e incluso participan en la vida política del nuevo régimen, como el demócrata Manuel Fraga Iribarne, fundador de Alianza Popular (actualmente Partido Popular) y antiguo ministro de Información y Turismo de la dictadura.

Tanto en el régimen franquista como el soviético, el pueblo ignoraba las condiciones en las que «vivían» l@s reclus@s y los asesinatos cometidos dentro del sistema penitenciario. Pero esto no ha cambiado, en la actualidad se sigue desconociendo lo que ocurre al otro lado del muro, salvo quien tiene familiares o amig@s en prisión.

Del régimen franquista cabe destacar el importante papel que tuvo la Iglesia Católica en el sistema penitenciario. En donde l@s pres@s morían, por culpa de la mala alimentación y el ajetreo de los cambios de prisión. Prueba aquí, que la institución que se proclama defensora de los derechos humanos, no ha respetado los derechos más elementales del ser humano.

En la URSS la situación del sistema penitenciario no fue mejor, se podría decir que al revés, fue peor. Tanto Stalin como sus predecesores Lenin y Trosky asesinaron a los disidentes con el peculiar argumento de que servía para la liberación del pueblo.

Pero en la actualidad siguen existiendo cárceles y su función sigue siendo la misma: un medio de represión. Las palizas entre pres@s y las agresiones de l@s carceler@s a l@s intern@s, son una práctica frecuente. Aunque desde el exterior, no solemos tener noticias de ello, debido al temor que tienen l@s pres@s denunciarlo por posibles represalias. 

Además en la cárcel se distribuye fácilmente la droga, así la alienación de la población reclusa es total, evitándose el centro penitenciario problemas, a pesar del hacinamiento. Muchos de l@s pres@s mueren por enfermedades de inmunodeficiencia, sin aplicárseles el artículo 60 (artículo del reglamento penitenciario que contempla el derecho a la libertad condicional para l@s reclus@s que padezcan enfermedades graves o terminales). De esta manera l@s pres@s mueren en el interior de las cárceles, pero manipulan la fecha de defunción y les conceden el tercer grado ya muertos, para que figuren como vivos, y así reducir las cifras de muertes en el interior de la prisión.

Sólo nos queda decir, que la sociedad no necesita cárceles. Porque la función que tienen no es la de defender a la sociedad, sino a la clase dominante, para así perpetuar el sistema capitalista. Cuando alguien ingresa en prisión por una conducta antisocial, allí, no se vuelve mejor, al contrario, la prisión mata en el ser humano las cualidades propias para convivir con l@s demás. Además, el tiempo de estancia en ella, varía mucho según la clase social del pres@. Esta situación se da frecuente- mente y podemos ver a ladrones y asesinos con una posición de poder, están en mejores condiciones y menos tiempo (o no están nunca) que personas que roban por necesidad.

Nosotr@s no proponemos una reforma del sistema penitenciario, ya que cualquier reforma no resolvería el problema, la única solución es su abolición.

ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES

  

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