jueves, 24 de septiembre de 2020

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, Nr°. 46: "Cioran"

Cioran sobre el anarquismo, según el mismo:

Con frecuencia, cuando se habla de Cioran en Italia, el comentario es el siguiente: "Es una escritura interesante, desde luego, pero es un autor reaccionario, que tuvo relaciones con el fascismo". ¿Puede precisar su posición?

Habría que contar todo lo que ha ocurrido en Rumania desde mi infancia, ¡haria falta tanto tiempo!. Yo estaba contra el rey, lo odiaba con un odio feroz, que se debía a un hecho muy concreto: leía todos loas días en la biblioteca frente al palacio real (era bastante pobre) y veía salir, entrar, etcétera, al rey. Acabé concibiendo un odio terrible contra él. En aquella época yo era completamente anarquista, en una palabra, en aquella biblioteca leía libros anarquistas, teía veintiún años. No era un pensamiento político, sino una rebelión absoluta. En aquella época ocurrió algo que tuvo un peso determinante en mi existencia, tal vez fuera el momento más extraordinario de mi vida. Tenía dos amigos de la infancia y estábamos estudiando en Bucarest: uno era apolítico y el otro comunista militante, había escrito a los dieciséis años un libro titulado La muerte de la civilización capitalista. Yo sentía mucha adoración hacia él. En aquella época existía una organización que era una mezcla muy extraña de fascismo, misticismo y fanatismo religioso ortodoxo, que se llamaba Arcángel Miguel. Uno de los adeptos del movimiento era Marin Stefanescu, un filósofo que había estudiado en París antes de la guerra de 1914. Era muy buena persona, pero después fue herido en la guerra y se volvió medio loco. Decía cosas así: "Ningún ser consciente puede ser comunista, Platón era consciente, luego no podía ser comunista". Razonamientos absurdos, y mis dos amigos y yo nos burlábamos de esa idiotez. Un domingo por la tarde fuimos los tres a una reunión con el filósofo. Nos sentamos en el centro de una gran sala y, cada vez que lanzaba una de sus ideas, yo me reía como un loco. En determinado momento, dijo: "Nuestro país está amenazado y nos sacrificaremos todos por la patria". Entonces todos se pusieron en pie, salvo yo. Me quedé sentado y me retorcía de risa. Dijo otras tonterías yo yo seguía "ja, ja, ja". Me rodearon, ¡estaba perdido!. Hice algo que aún no consigo comprender. Salté por encima de la gente, llegué a un pasillo, me escapé. Cuatro tipos se abalanzaron sobre mí, pero estaba la policía y me salvó. Tuve que esconderme durante un mes, aproximadamente, porque me buscaban. Entonces se produjo un problema psicológico: había pasado tanto miedo, que empecé a interesarme por ese grupo y, como luchaba contra la persona que yo más detestaba en el mundo, es decir, el rey, me entró simpatía por él. Por fortuna, vine a París como becado del Gobierno francés. Era amigo del director del Instituto Francés de Bucarest, que me envió a París para ahcer mi tesis de doctorado. Desde entonces rompí prácticamente con Rumanía. Aún no he presentado la tesis, pero mi director era inteligente y, como yo había recorrido toda Francia en bicicleta, me dijo algo estupendo: "Vale más recorrer Francia en bicicleta que hacer una tesis doctoral". Así que me quedé en París y no escribí nada en francés hasta 1947, cuando comencé el Breviario de podredumbre, publicado en 1949.

Extraido del hilo "El Nihilismo de Ciorán" de alasbarricadas.org






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