martes, 4 de octubre de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 65: Pornografía y revolución

 EDITORIAL: El poder contra la pornografía


En una nueva vuelta de tuerca puritana, el Boletín Oficial de las Cortes Generales publicó el pasado viernes 27 de mayo una “Proposición de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, para prohibir el proxenetismo en todas sus formas”. Esta propuesta del PSOE pretende introducir un Artículo 187 en el Código Penal, cuyo punto 1 dice “El hecho de convenir la práctica de actos de naturaleza sexual a cambio de dinero u otro tipo de prestación de contenido económico, será castigado con multa de doce a veinticuatro meses”. Debido a su ambigua redacción, esta proposición podría utilizarse para ilegalizar todo tipo de producción de imágenes pornográficas en la que medie dinero.


El alcance de esta iniciativa va mucho más allá de las imágenes. Como señala la actriz porno Silvia Rubí, “lo único que haría esta ley es coartarnos la libertad de creación. Llegaría incluso a afectar a las editoriales. Si quiero escribir mis memorias, hablaría de pornografía, con contenido sexual y explícito. ¿Esto también lo van a prohibir?”. Ante las discusiones provocadas por su iniciativa prohibicionista, el PSOE ha asegurado que su objetivo es combatir la trata y no la industria del porno; pero la excusa de “combatir la trata” se ha utilizado recientemente para prohibir la prostitución en su conjunto, aunque el 85% de las prostitutas no tienen nada que ver con la trata, por lo que se puede esperar lo peor (ver revista Amor y Rabia Nº 71, Contra el estigma de la prostitución).


Esta persecución de la prostitución y la pornografía son nuevas señales de un creciente autoritarismo en occidente, que crece de manera paralela a la expansión imparable del puritanismo entre la izquierda. En todo esto se pone de manifiesto que la hegemonía de EEUU no es tan sólo financiera o militar, sino también cultural e ideológica. Desde la implosión de la vía autoritaria al comunismo y el fracaso del anarquismo en crear un discurso y análisis propio, la izquierda occidental se ha convertido de facto en una colonia cultural del Partido Demócrata de EEUU. Sus líneas básicas son fáciles de reconocer: eliminar la lucha de clases como base de cualquier análisis social, balcanizar la sociedad fragmentándola en grupos definidos por supuestas identidades interclasistas enfrentadas, utilizar constantemente el pánico (a una crisis económica, ecológica, nuclear, sanitaria, etc.) para imponer medidas que -sorpresa, sorpresa- siempre favorecen al Capital, combatir el espíritu critico con la excusa de la supuesta “falta de tiempo” para hacer frente a las “crisis” y, sobre todo, fomentar la censura y el mobbing contra toda disidencia. El final de la “sociedad del bienestar”, el Mundo feliz de Huxley, avanza hacia el 1984 de George Orwell con apoyo de toda la izquierda.


Este numero incluye 

• La pornografía y la revolución francesa, por Lynn Hunt




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