viernes, 22 de octubre de 2021

Desde el Confinamiento, N°. 43

EDITORIAL: La guerra ya ha empezado

Las noticias sobre problemas en las cadenas globales de producción, las arterias del mundo globalizado, suelen coincidir en presentar el problema como algo casual. Sin embargo, basta analizar lo que está pasando para saber que hay lago más que simples “casualidades”. El problema se concentra en los superpuertos de Los Ángeles (EEUU) y de Shangai (China), y mientras en el caso de China el motivo de la parálisis es conocido (un test de coronavirus positivo de un trabajador), en el caso de EEUU no se da una explicación mínimamente convincente. Lo cierto es que tars empezar los estadounidenses a dejar de distribuir contenedores con productos chinos, dejando que se amontonen, eso ha dado lugar a una carencia artificial cada vez mayor de contenedores para el comercio mundial, provocando que su precio se dispare de manera exponencial, lo que afecta a las estructuras logísticas del comercio mundial.

Teniendo en cuenta que dichas estructuras logísticas llevan existiendo décadas, y que ahn sido diseñadas para resistir problemas de suministros, es difícil de creer que de repente, sin un motivo real, se desplomen. Y aún menos creible es que esto ocurra en EEUU, afectando gravemente a las exportaciones chinas (cuanto mayor es el precio del transporte, más cuesta el producto). Ante la evidente mala voluntad de EEUU, China ha reaccionado paralizando de golpe sus exportaciones, usando el virus como excusa. Sin embargo, poco puede hacer Pekín para detener el sabotaje de Washington. Su objetivo es evidente, como puso de manifiesto Trump: parar el crecimiento económico chino, cueste lo que cueste. Y cueste lo que cueste quiere decir sembrar el caos por todo el planeta.

Lo que estamos viendo no es nada nuevo: es lo mismo que llevó a cabo en los años 30 el Imperio Británico, potencia hegemónica que precedió a EEUU. Incapaz de recuperar el Gold Standard, lo que implicaba perder el control de las finanzas globales, Londres organizó en 1932 una conferencia en Ottawa que puso en marcha el sistema Imperial Preference: “home producers first, empire producers second, and foreign producers last”. El nuevo sistema impuesto por Londres destruyó los mercados globalizados de la época y partió el mundo en zonas: la zona de la libra, la del franco, la del dólar... La consecuencia de semejante política fue nefasta: en pocos años desaparecieron dos tercios del comercio global, y las grandes potencias diseñaron planes para crear amplias áreas autárticas bajo su control: la Gran Area estadounidense, la Esfera de Co-prosperidad japonesa o el Lebensraum de la Alemania nazi. Todas ellas tenían una cosa en común: que para llevarlas a cabo era necesaria una guerra. El problema de aplicar semejante política hoy día es que disponemos de un arsenal nuclear.




Los textos que incluimos en este numero son los siguientes:



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