miércoles, 13 de octubre de 2021

Desde el Confinamiento, N°. 41

EDITORIAL: Sembrando ideas reaccionarias

Durante la Guerra Fría, EEUU invirtió enormes sumas de dinero para acabar con el monopolio de las ideas fuerza. Según Thomas Braden, estratega de la “Guerra Fría Cultural” de la CIA para hacer frente a la URSS, los comunistas “habían robado las grandes palabras... el difunto embajador de EEUU en la ONU, Adlai Stevenson, me contó cómo se había indignado cuando los delegados de países subdesarrollados, jóvenes que habían llegado a la madurez durante la Guerra Fría, asumían que cualquiera que esté a favor de la ‘paz’ y ‘Libertad’ y ‘Justicia’ también está a favor del comunismo.


Los instrumentos ideológicos anticomunistas más eficaces fueron los movimientos de caracter interclasista: nacionalismo, ecologismo o feminismo. Estas ideologías permiten evitar hablar de la guerra de clases implícita al capitalismo y al mismo tiempo pueden ser utilizadas para criticar a los enemigos del sistema; a Amor y Rabia se nos ha llamado “españolistas” por estar contra el supremacismo catalanista, “negacionistas” por rechazar el ecologismo apocalíptico y su misantropía, o “puteros” por negarnos a apoyar la represión de la prostitución y “machistas” por criticar el feminismo. En todos estos casos se trata de lo mismo: desprestigiar al disidente, usando palabras que generan rechazo para evitar argumentar contra la defensa de la igualdad y el rechazo a la represión.


El convertir las palabras en armas tiene una “cara B” todavía más perversa: la eliminación de palabras de contenido “políticamente incorrecto”. Una de ellas es “mujer”, cuyo uso está siendo eliminado en EEUU por grupos como la ACLU, la mayor organización de defensa de los derechos civiles del país. El resultado de esta irracionalidad fomentada desde el poder es eliminar los rasgos que definían tradicionalmente a la izquierda: de luchar por la libertad de expresión se ha pasado a defender la censura, de criticar al imperialismo se ha pasado a defender las “intervenciones humanitarias”, o de luchar por un reparto más justo de la riqueza se ha pasado a defender el empobrecimiento, que ahora es llamado “decrecimiento”. La consecuencia de esta deriva irracional de la izquierda -Movimiento Libertario incluido- es su creciente rechazo entre la juventud.




Los textos que incluimos en este numero son los siguientes:



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