jueves, 14 de octubre de 2021

DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, N°. 14, "Conexión hamburguesa"

EDITORIAL (4 de junio de 1996): ¿Existió alguna vez el GAL?

Que nadie se alarme: no vamos a decir aquí que nunca existieron las víctimas del terrorismo de estado desarrollado en Euskadi, no. Lo que nos preguntamos, en cambio, es si lo que existió fué simplemente esa banda llamada GAL, o hubo algo más. Para nosotros/as es evidente que el “Caso GAL” no es más que una tapadera de algo mucho más importante: la estrategia de la tensión aplicada en el estado Español desde la muerte de Franco hasta mediados de los 80 con el fin de acabar con cualquier posible foco de disidencia anticapitalista.

La detención de Andrés Cassinello es buena prueba de lo que decimos: este personaje, entrenado nada menos que en Fort Bragg (EEUU), la academia de lucha de contrainsurgencia del mundo (es decir, especializada en combatir aquellos movimientos que puedan hacer peligrar el orden vigente), ha sido, por fin, acusado de haber sido uno de los principales responsables del GAL.

Pero su detención, en cambio, ha sido seguida por el nombramiento como jefe del CESID de quien, precisamente, fuera jefe de Cassinello durante la santa Transición, otro militar de mayor graduación aún y que también está especializado en la lucha contrainsurgencia. Asimismo, otra decisión casi paralela al nombramiento del nuevo jefe del CESID es la entrada de España en la estructura militar de la OTAN.

O al menos, la entrada de manera pública, ya que España está representada ya desde hace mucho tiempo en los centros de planificación de la OTAN por dos siniestros personajes que se turnan y que, además, son hermanos: los Pardo de Santayana. En la actualidad, uno de ellos se encarga de representar a España en las estructuras más secretas de la OTAN, mientras que el otro se ha encargado de diseñar nada menos que el Plan Norte del Ejército. Es a estos dos personajes a quienes hay que preguntar que fué, en realidad, el GAL y otros montajes similares que abundaron en la Transición, y que, pese a que hoy se pretendan olvidar, estaban todos ellos cruzados, pero que tenían todos en común una dirección claramente unificada.. Estamos hablando, claro está, de la sección española de la GLADIO. Pero este asunto es todavía tabú en este país: veremos por cuánto tiempo.


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