Ha pasado casi un cuarto de siglo desde la publicación de este número de la revista Amor y Rabia. Ante las actuales movilizaciones apoyadas por medios de comunicación (concentrados en pocas manos) así como por las multinacionales responsables de destruir el medio ambiente, reeditamos (digitalizamos) este número. Una mirada crítica permite reconocer, junto a profecías que no se han cumplido, el tono apocalíptico del sector mayoritario del movimiento ecologista actual que, como en el día de la marmota, no para de difundir promesas apocalípticas:
"Los mayores recuerdan cuando el ex vicepresidente Al Gore declaró que el Polo Norte estaría libre de hielo para el año 2015. A la gente se le dijo que la nieve sería cosa del pasado. Sin embargo, el hemisferio norte ha visto niveles récord de nieve. En los últimos años ha nevado en el Sahara, Arabia Saudita e incluso en las Islas Canarias, que se encuentra a la misma latitud que Miami (Florida).
Y no olvidemos los osos polares. Se suponía que la fusión del Ártico haría que este animal se extinguiera. De la población de 8,000-10,000 a fines de la década de 1960, tan solo quedan 25,000-30,000 en la actualidad.
En 1988, el científico climático James Hansen asustó al mundo entero al predecir que la Tierra aumentaría su temperatura en 1 grado Celsius (1.8 F) para el año 2018. En realidad, el calentamiento fue menos de la mitad de eso, y en las últimas dos décadas, el aumento se detuvo, dando lugar a la llamada "pausa" del calentamiento global.
Los que son aún mayores recuerdan el susto de la lluvia ácida. Todos los árboles iban a morir debido a la contaminación de los combustibles fósiles. Sucedió lo contrario. El CO 2 es alimento para las plantas, y las emisiones humanas han sido absorbidas por las plantas, dando como resultado un enverdecimiento sin precedentes de la tierra, especialmente en las zonas áridas. En todo el mundo, los desiertos están cediendo ante la vegetación.
Las personas mayores incluso pueden recordar el susto de enfriamiento global de la década de 1970. Las temperaturas estaban cayendo, y los humanos podrían tener que cubrir los glaciares con hollín para evitar una próxima glaciación".
Este movimiento "ecologista" al servicio del capitalismo pretende extender el pánico entre la población para que que asuma voluntariamente perder nivel de vida (decrecimiento lo llaman algunos) mientras los más ricos seguirán haciendo lo que les dé la gana; al mismo tiempo asegura la hegemonía de occidente, al coartar el desarrollo del Tercer Mundo, ya que nunca ha habido "industrializaciones limpias", mientras calla por completo ante el Pentágono y las multinacionales, los verdaderos responsables de la inmensa mayoría de los daños que sufre el ecosistema global. Es indudable que la defensa del ecosistema que necesitamos como especie para sobrevivir es fundamental; por eso mismo, lo primero que hay que hacer es eliminar el principal peligro para nuestro futuro: el sistema capitalista.