lunes, 27 de septiembre de 2021
Desde el Confinamiento, N°. 39
jueves, 16 de septiembre de 2021
DIGITALIZACIÓN: Revista Amor y Rabia, N°. 31, "Bakunin. Biografía de un rebelde"
EDITORIAL (16 de noviembre de 1996): La fé actual
Quienes defendemos la razón a la hora de analizar la realidad que nos rodea, frente al análisis basado en dogmas, tenemos en la actualidad que hacer frente a un enemigo tan poderoso, al menos, como lo fue la religión en el pasado: el ”pensamiento único”, tal como lo ha denominado Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique.
El mercado: he aquí el gran argumento, el gran chantaje. Si antaño se decía al pueblo que se sacrificase en el hoy, a cambio de un regalo futuro (el paraíso) cuando muriese, que nos concedería un tal dios si habían sido lo suficientemente sumisos a los intereses de los poderosos, hoy el mensaje es que han de sacrificarse los sueldos, la sanidad, las pensiones, la educación, la estabilidad en el trabajo… en definitiva, las garantías más mínimas para no morirse de hambre, para que el mercado mundial vea que estamos dispuestos a darlo todo por la santa competitividad, estar en la UE o ser rentables y, de esta forma, tener la posibilidad de que el mercado se fije en nosotros y en el futuro, tal vez, se digne a invertir y nos garantice un futuro mínimamente seguro.
En la era de la mundialización del capital, en que las multinacionales dominan el mundo y los estados-nación surgidos tras la Revolución Francesa han perdido todo control de la economía, el final del estado del bienestar se nos presenta como una necesidad. Tal vez alguien todavía se acuerde de lo que existía antes. Y si no hay nadie, echemos un vistazo a Portugal, que está aquí al lado: recientemente se ha vuelto a legalizar el trabajo infantil, y para poder visitar a los amigos o parientes que estén en los hospitales, es necesario pagar entrada para hacer rentable el hospital. Y es sólo el comienzo… Nadie está a salvo. Y será mejor que nos metamos en la cabeza que la única defensa contra la que se nos está echando encima es unirnos. La unión sigue haciendo la fuerza, y ahora más que nunca.
sábado, 11 de septiembre de 2021
DIGITALIZACIÓN: Lügen und Kriege, N°1
jueves, 9 de septiembre de 2021
Desde el Confinamiento, N°38
EDITORIAL: Parar a la extrema derecha
El fascismo, surgido originalmente como un instrumento para aplastar el movimiento obrero revolucionario, y convertido más tarde en pilar ideológico del proyecto hegemónico mundial de Alemania, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial el fascismo pasó a convertirse en una marioneta al servicio del poder. Durante la Guerra Fría fue utilizado por la OTAN para camuflar su estrategia para desestabilizar gobiernos contrarios a los intereses de EEUU (redes Gladio, Cóndor, WACL, etc.), recuperando el papel de matón que tuvo en sus inicios.
Al final de la Guerra Fría pasó a ser un instrumento de la socialdemocracia: en los 80 el Frente Nacional de Le Pen creció gracias a los medios de comunicación por orden de François Mitterrand, líder socialista que fue durante la Segunda Guerra Mundial alto cargo del gobierno colaboracionista con los nazis (todo ello denunciado en el libro de Pierre Péan Une jeunesse française, publicado en 1994). Y en España, las tramas ultras durante la Transición favorecieron la estrategia del “voto útil” del PSOE que llevó a Felipe González al poder.
Hoy día, la “lucha contra la extrema derecha” fue el lema utilizado por el PSOE y Podemos para llegar al poder y llevar a cabo una política tan neoliberal como al de la extrema derecha que decían querer parar. De la misma forma, la “lucha contra la extrema derecha” es uno de los lemas de los nacionalistas supremacistas catalanes, que al mismo tiempo llevan a cabo homenajes a personajes cercanos al fascismo como los hermanos Badia, torturadores de anarquistas durante la Segunda República.
Como tantas otras cosas, la “lucha contra el fascismo y la extrema derecha” ha perdido su significado original. Hoy día es un instrumento del progresismo neoliberal e identitario para hacerse pasar por izquierdistas, a pesar de que rechazan la igualdad, pilar fundamental de la izquierda en su lucha por una sociedad más justa.
La instrumentalización del uso del fascismo por el progresismo neoliberal para hacerse pasar por izquierdista mientras lleva a cabo políticas derechistas está distanciando cada vez más a la juventud de la izquierda. Algo lógico, ya que diariamente ven al “gobierno más progresista de la historia” llevar a cabo políticas que aumentan la desigualdad social y favorecen a los privilegiados. Hay que abandonar la palabrería hueca del “parar a la extrema derecha” y sustituirla por la lucha por el reparto de la riqueza antes de que sea tarde.