EDITORIAL
La historia es, en su inmensa mayoría, la historia de los vencedores, y así ha sido utilizada desde el poder. Las voces de quienes, en el pasado, ofrecieron resistencia a los poderosos y lucharon por una sociedad de iguales, son ignoradas de manera sistemática. Esta ignorancia acaba impregnando a la sociedad e, involuntariamente, a quienes en la actualidad luchan contra el poder. Un ejemplo perfecto de ello es la historia del movimiento anarquista, que, a fuerza de ser simplificada, ha acabado enterrando en el olvido a quienes estaban en la periferia.
Afortunadamente, hay historiadores que luchan por romper por este olvido y recordarnos las voces de quienes, en el pasado, lucharon por una sociedad futura más justa, suya y nuestra. Uno de ellos es Carlos Coca Durán, autor de los textos que componen este número, que lleva años luchando por desenterrar la historia olvidada del movimiento anarquista en Zamora. No es una historia menor: en el breve repaso que ofrecemos vemos cómo la siembra de las ideas libertarias dio lugar a protestas en defensa de la clase obrera que llevaron a sindicatos de la UGT a ingresar en la CNT y que fueron reprimidas hasta mediante bombardeos, pero también la lucha contra el analfabetismo mediante una enseñanza racionalista, o el martirio de quienes, aislados más allá de cualquier esperanza tras la derrota de la revolución, decidieron luchar hasta el fin contra el fascismo.
Dado que parte de quienes formamos parte de Amor y Rabia militamos antaño en el movimiento pro Insumisión y mantuvimos estrechas relaciones con el movimiento libertario e insumiso de Zamora, es para nosotros un honor y un orgullo colaborar en el rescate de esta historia, que es suya y es nuestra. Por la anarquía.