EDITORIAL: El miedo como instrumento
De un tiempo a esta parte se acumulan los avisos de que “viene el lobo” por parte de los gobiernos de occidente: desde la “killer variante” del Coronavirus, de la que nunca más se supo, pasaron a una supuesta crisis de alimentos que no se ha materializado, y ahora se dedican a sembrar el pánico con un “invierno durísimo” (ministra de Defensa española, Margarita Robles), o incluso no uno, sino diez inviernos duros, según el jefe de gobierno belga. La guinda la ha puesto el presidente francés, que dice que “estamos viviendo el fin de la abundancia”. ¿La abundancia de quién?, hay que preguntarse, ya que el salario medio actual español es menor que el de hace 20 años.
Estamos viviendo el uso consciente del miedo por parte de los gobiernos occidentales, que, a sabiendas de que el modelo de “crecimiento” neoliberal ha llegado a su fin, han decidido llevar a cabo una reestructuración o voladura controlada para matar varios pájaros de un tiro:
■ Eliminar las deudas de occidente y la competencia china: para lograrlo hay que acabar con la globalización a costa del empobrecimiento generalizado de la población, eliminando de paso a la mal llamada clase media, el sector mejor pagado de la clase trabajadora. De esto se tratan sus apelaciones al empobrecimiento voluntario de la población, mientras las élites son cada vez más ricas.
■ Defender la hegemonía tecnológica occidental, para lo cual se cambian las reglas del juego e imponen artificialmente nuevas tecnologías, prohibiendo las establecidas, y para evitar resistencias esto se justifica apelando al ecologismo apocalíptico (todas las grandes campañas impulsadas por los voceros mediáticos del sistema, desde el DDT y la capa de ozono a el Green New Deal, consistían en la prohibición del uso de tecnologías que carecen de patentes).
■ Eliminar la disidencia de manera preventiva, (des)integrando a la extrema izquierda/izquierda real en el sistema mediante las ideologías del ecologismo apocalíptico y el decrecimiento, que piden al pueblo que se sacrifique para “salvar el planeta”, imitando las apelaciones del cristianismo a vivir una vida de sacrificio para “salvar el alma”. Al asumir ideas irracionales que además se impide cuestionar, la izquierda se ha convertido de facto en la extrema derecha que pretende combatir, como hemos podido observar durante la dictadura sanitaria de los dos últimos años.
En resumen, las élites saben que el sistema necesita un recambio debido al fin del ciclo de acumulación neoliberal, y están preparando al pueblo para que asuma sacrificarse para que todo el tinglado pueda seguir funcionando. ¿Lograrán sus objetivos, o pasará algo imprevisto que haga fracasar sus planes?