viernes, 14 de enero de 2022

Desde el Confinamiento, N°. 52: EEUU contra Eurasia

EDITORIAL: La gran estafa


En febrero de 2020, justo antes del inicio de las “medidas contra la pandemia” en occidente, el billonario Dan Peña anunciaba sin pelos en la lengua lo que se avecinaba en una entrevista:


“¿Qué le vas a contar a tus hijos y nietos dentro de 25 años si te dicen que estuviste sentado en tu jodido culazo sin hacer nada durante la mayor redistribución de la riqueza de la historia de la Humanidad? ¿Qué hiciste? ¡Joder, nada! Eso es lo que les dirá la mayoría de vosotros. Chicos, la situación no va a mejorar... estamos en el ojo del huracán de la jodida tormenta perfecta. ¡Ahí estamos! Nunca pensé que volvería a vivir algo así. Va a hacer que los 80s parezcan un cuento para niños... Doy las gracias a Alá, Buda, Dios. Yo participé en pegar y violar a todo el mundo en los 80s. Legalmente. Esto va a hacer que aquella época parezca un jodido cuento para niños. ¿Y qué le vas a contar a tus hijos? «O, tengo que hacer una tabla de datos sobre ello». «Tengo que pensarlo». «Tengo que leer otro libro sobre fusiones y adquisiciones de empresas». Jodidos imbéciles..."


Casi dos años después, las palabras de Peña, un personaje que representa a la perfección la falta de escrúpulos del capitalismo, se han manifestado como proféticas: desde el inicio de la pandemia ha tenido lugar la mayor redistribución de la riqueza de la historia, acelerando la concentración de la riqueza en pocas manos, sin que haya habido la menor resistencia para impedirlo.  De este enriquecimiento brutal se han beneficiado especialmente los titanes de Silicon Valley, como muestran varios ejemplos de los Top Ten que más dinero ganaron en 2001, según Bloomberg:  Larry Page, (Google) ganó 47.000 millones y pasó a tener 129.500, Mark Zuckerberg (Facebook) ganó 24.900 millones y pasó a tener 128.400, Steve Ballmer (Microsoft), ganó 40.300 y pasó a poseer 120.700, Larry Ellison (Oracle) ganó 28.400 y pasó a poseer 108.100...


Y ¿qué pasó con la clase trabajadora? Tras dos años de gestión hipocondríaca de la pandemia, los sistemas públicos de sanidad de occidente están en un estado lamentable, con la asistencia primaria reducida a mínimos, lo que ha favorecido que se acelere la privatización al obligar a millones de personas a hacerse un seguro sanitario privado para un amplio abanico d+que abarca desde los servicios básicos (atención personalizada y no telefónica, como en la sanidad pública) a la medicina preventiva, como los diagnósticos de cáncer, que la sanidad pública ha reducido al mínimo para centrarse en el Coronavirus, a pesar de ser tan mortales o más.


Y mientras  esto tenía lugar, ¿dónde estaba la izquierda, los sindicatos? Callados, aprobando en silencio cada nueva ronda de medidas irracionales e hipocondríacas, pese a que la ineficacia de las vacunas y las declaraciones de Macron de querer “joder la vida a los no vacunados” dejan claro que esto no va de salud. Es una estafa.



Los textos que incluimos en este numero son los siguientes:



- Los intereses de Rusia, China y EEUU en Kazajastán, por Felipe Etxebarria

- Por qué la crisis de Kazajstán es mucho más importante de lo que los medios occidentales dicen, por Clint Ehrlich

- ¿Hasta dónde llegan los hilos de la conspiración en Kazajstán? por Vladimir Malyshev

- Quién está organizando las protestas en Kazajstán (y con qué medios) desde el extranjero, por Anti-Spiegel

- La rebelión en Kazajstán dirigida por EEUU podría fortalecer a Rusia, por Moon of Alabama

- ¿Conexión Hunter?, por ZeroHedge

- Lecciones militares de los acontecimientos de Kazajastán, por Valentín Vasilescu





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