EDITORIAL: Los números de la muerte
En un ataque de sinceridad, la Ministra de Sanidad española ha dicho en una entrevista que, tras haber logrado que se vacune el 89% de la población española, “baraja introducir cambios en la forma de contabilizar a los fallecidos para diferenciar a aquellos que mueren ‘con covid’ de quienes lo hacen ‘por covid’. Eso implicaría que salieran del conteo todas aquellas personas que no fallezcan como consecuencia de la enfermedad, aunque en el momento de la muerte estén contagiados”; dicho cambio, reconoce otro periódico, “reduciría la cifra de fallecidos”. España no es el único país que ha manipulado los datos para lograr un mayor número de muertos usando el truco de mezclar los “muertos por” y “muertos con”; al día siguiente se supo que el ISS italiano (Istituto Superiore di Sanità, organismo técnico-científico del Servizio Sanitario Nazionale) reducía un 97% la cifra oficial de muertos por Coronavirus (de 130.000 a menos de 4.000) tras diferenciar “muerto por” y “muerto con”, lo que demuestra la inmensa manipulación de las cifras de muertos que se ha llevado a cabo para sembrar el pánico entre la población. De manera parecida, en UK la cuarta parte de las personas que según las estadísticas están hospitalizadas por el Coronavirus en realidad están recibiendo tratamiento por otros motivos.
En origen de esta siembra de pánico fue la OMS, que al inicio de la pandemia propuso a los gobiernos mezclar personas muertas POR el Coronavirus con personas muertas CON el coronavirus. El engaño no se pudo desenmascarar, ya que el gobierno recomendó no hacer autopsias, lo que imposibilita saber la causa real de las muertes en la primera ola de la pandemia, la inmensa mayoría en residencias de ancianos en las que se había abandonado a los residentes dejándoles encerrados o atados a las camas, sin agua ni alimentos.
La contabilidad creativa ha sido aplicada por la burocracia sanitaria para mantener altas las cifras de supuestos muertos por coronavirus: en Castilla y León se considera como muertos de Coronavirus a toda persona que haya dado positivo en un test “en los tres meses anteriores al fallecimiento”, y en Asturias “no existe límite de tiempo con posterioridad al proceso infeccioso para considerar como fallecido”; en palabras de un “experto” a El País, “Contamos entre los fallecidos a cualquier persona que ha dado positivo por coronavirus, lo que no quiere decir necesariamente que haya muerto por esta causa”. De hecho, las cifras de fallecidos por covid son inespecíficas, ya que en los certificados de defunción no se distingue entre personas que han muerto «a causa» o «con» la infección. A la vista de esta manipulación sistemática, es hora de preguntarse que pretenden conseguir sembrando el pánico.
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