EDITORIAL: El silencio de los corderos
20 meses después del comienzo de la pandemia de terror mediático a comienzos de 2020, el balance es desolador: el sistema público de sanidad está destrozado, la asistencia básica ha dejado de existir de facto, la clase obrera se ha empobrecido y sufre subidas de precios de todo tipo, la economía está en ruinas y la deuda se ha disparado, que anuncia una nueva ronda de recortes que “el gobierno más izquierdista de la historia” está llevando a cabo mientras echa la culpa a Bruselas.
El lema “saldremos más fuertes” ha resultado ser cierto, pero sólo para el 1% más rico de la población, que ha visto como su fortuna crecía más del 60% en tan solo un año gracias a las políticas de los bancos centrales y las inmensas ayudas que ha recibido de los gobiernos, ayudas que la clase trabajadora tendrá que devolver sudando sangre. No es de extrañar que, mientras aplica recortes y prepara otros nuevos, el gobierno esté aumentando sin parar las subvenciones a los sindicatos, primero un 56% para 2021, y luego doblándolas para 2022. Quien paga manda, y semejantes aumentos son un claro aviso de lo que se avecina.
¿Y la extrema izquierda, Movimiento Libertario incluido? Gracias a la labor de zapa del Capital y sus terminales mediáticas, la siembra de ideologías artificiales durante las últimas décadas logró amaestrarla y convertirla en altavoz del discurso del poder, eliminando sus pilares ideológicos:
• ECOLOGISMO: de luchar contra la energía nuclear se ha pasado a difundir la ideología apcalíptica del cambio climático, pilar ideológico del ecocapitalismo, que pretende generalizar el uso de la energía nuclear;
• ANTIIMPERIALISMO: de denunciar las agresiones militares contra el Tercer Mundo se ha pasado a ver a la CNT exigir -textualmente- al gobierno intervenir militarmente contra Siria (y Rusia) para defender a nacionalistas kurdos que actuan como cipayos de la OTAN;
• REPARTO DE LA RIQUEZA: de exigir el fin de la acumulación de la riqueza por unos pocos se ha pasado a difundir la ideología del decrecimiento, que predica la aceptación de la pobreza por la clase obrera, como hacía su predecesor, el cristianismo;
• BALCANIZACIÓN IDENTITARIA: de luchar por la igualdad se ha pasado a apoyar supremacismos identitarios como el catalán, enemigo histórico del anarcosindicalismo.
Tras tragar semejantes ruedas de molino, no sorprende su silencio cómplice ante las “medidas contra la pandemia”, incluido el imponer un apartheid sanitario que carece de sentido, ya que las vacunas no impiden la transmisión del Coronavirus. Es hora de crear un nuevo Movimiento Libertario que luche contra el poder y sus mentiras. Por la anarquía.
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